No es ningún secreto que EEUU pretende imponer sus criterios y normas de conducta al resto del mundo. Tampoco es un secreto que nadie quiere a este país. La TV rusa transmite mucho más gustosamente las manifestaciones antiyanquis que cualesquiera otras. Ni siquiera los países que Rusia acusa de demasiado apego a Washington profesan muchas simpatías hacia EEUU. Los ánimos antiyanquis prosperan incluso en las ex repúblicas soviéticas anaranjadas. Pero EEUU tiene una aliada tácita que no lo deja a solas en el enfrentamiento con el resto del mundo.
Durante medio siglo, los europeos se inclinaron piadosamente ante los valores norteamericanos, mientras sentían miedo ante la Unión Soviética. Al desintegrarse la URSS se desvanecieron también los temores. El presidente de la PACE, Rene van der Linden, dijo ayer sin rodeos que cualquier país puede plantear el tema de DDHH, salvo Estados Unidos. Los europeos occidentales acogen con ostensible frialdad una de cada dos iniciativas promovidas por Washington, trátese de la guerra en Irak, del ingreso de Turquía en la UE o del despliegue del sistema antimisiles en el Viejo Mundo.
Valdría la pena recordar que Europa Occidental acogió con manifiesto recelo también las revoluciones naranjas en el espacio postsoviético. En noviembre de 2005, los abogados fervientes de Víctor Yúschenko y su equipo eran el presidente polaco Kwasniewski y, acto seguido, EEUU. Europa guardaba silencio. No hace mucho, un diplomático europeo de alto rango persuadía a un corresponsal de Kommersant de que Rusia tiene tanta importancia para la Unión Europea que Bruselas está dispuesto a desatender los procesos "democráticos" anaranjados en la CEI.
En suma, el mundo está a punto de formar una alianza antiyanqui global. La irritación generada por las acciones de EEUU mueve a otros países a unirse. Pero quiso el azar que Washington tuviera una aliada tácita que no deja a EEUU a su libre albedrío. Su política les infunde a sus amigos y vecinos un miedo comparable con el que provoca el fastidioso Washington. Si no fuera por sus acciones desproporcionadas y agresivas respecto a los países lindantes, ya hace tiempo EEUU se había granjeado en Europa y la CEI la mala reputación de ser el malhechor más peligroso. Este inapreciable amigo secreto es, desde luego, Rusia.
