Lo importante es que Corea del Norte quiere negociar sin condiciones previas

© RIA Novosti . Dmitry Astakhov / Acceder al contenido multimediaKim Jong-il con el presidente ruso Dmitri Medvédev
Kim Jong-il con el presidente ruso Dmitri Medvédev - Sputnik Mundo
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“Sin condiciones previas”: estas palabras es lo más interesante de la pasada reunión sostenida por el líder norcoreano Kim Jong-il con el presidente ruso Dmitri Medvédev en Ulán Udé, capital de la república siberiana de Buriatia.

“Sin condiciones previas”: estas palabras es lo más interesante de la pasada reunión sostenida por el líder norcoreano Kim Jong-il con el presidente ruso Dmitri Medvédev en Ulán Udé, capital de la república siberiana de Buriatia.

Jong-il se referió a la disposición de Pyongyang a reanudar las conversaciones sobre su programa nuclear. Esta disposición en sí ya no es una noticia, sí lo es la renuncia a cualquier condición previa. También merece la atención el hecho de que Corea del Norte acepte decretar la moratoria sobre la producción de materiales nucleares y los ensayos en el transcurso del diálogo, en vez de después de terminadas las negociaciones.

 

De vuelta al 2008

Fue el pasado 22 de julio, durante el Foro Regional sobre Seguridad de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, celebrado en la isla de Bali (Indonesia), cuando Corea del Norte anunció que planeaba reiniciar, tras un paréntesis de tres años,  las conversaciones a seis bandas sobre el programa nuclear nacional.

Durante el Foro, que es el único evento internacional donde coinciden las dos Coreas, se encontraron los delegados de Pyongyang y Seúl: el vice ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Wi Sung-lac, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas norcoreanas, Ri Yong-ho.

El encuentro fue muy productivo, al igual que las entrevistas entre los otros miembros del “sexteto” formado por ambas Coreas, EEUU, China, Rusia y Japón.

El ministro ruso de los Asuntos Exteriores declaró en aquella ocasión, que el resultado más relevante de estas conversaciones es la decisión de conservar el formato a seis bandas, que había suscitado dudas, sobre todo, por parte de Japón.

Posteriormente hubo más conversaciones al respecto. En particular, las del primer viceministro de Exteriores norcoreano, Kim Kye-gwan, y el representante especial de EEUU para Corea del Norte, Stephen Bosworth, en Nueva York, que también fueron constructivas.

La historia de las conversaciones a seis bandas es bastante larga – iniciaron en el año 2003 – aunque su objetivo estaba muy claro desde el principio: Corea del Norte tiene que renunciar de manera muy transparente y fidedigna, a todos los programas militares nucleares, a cambio de la ayuda en materia de energía.

Lo único que impedía proceder a realizar este plan, fueron las dudas, en parte justificadas, de Pyongyang de que sus socios (antes eran, básicamente, EEUU) cumplieran con estos acuerdos. Ahora todo vuelve a empezar.

En cuanto a las condiciones previas, las puso y sigue insistiendo en ellas Corea del Sur. Podrían expresarse en las excusas de Corea del Norte por haber lanzado proyectiles al territorio surcoreano o en la renuncia a los programas nucleares antes de sentarse a la mesa de negociaciones – en fin, cualquier cosa. Era lógico, por lo tanto, esperar que Pyongyang, indignado, ponga, en respuesta, sus propias condiciones previas, como lo sabe hacer.

Así que en la reunión de Siberia se aclaró un detalle realmente importante:Pyongyang está dispuesto a reanudar las negociaciones en el formato de seis sin condiciones previas y, si no a desmontar, al menos a congelar sus programas nucleares sin aguardar los acuerdos definitivos. Esto significa que Corea del Norte vuelve al plan de arreglo paulatino del problema nuclear, elaborado mucho antes de la interrupción de las negociaciones en 2008. El plan también preveía la congelación de programas nucleares, al igual que los pasos ulteriores.

Ahora falta que Corea del Sur aclare su postura, ya que Seúl es el único que discrepa de la opinión común. EEUU está emprendiendo grandes esfuerzos para convencerle a ceder, Moscú también participa.

 

Pruebas de la buena disposición

Cabe señalar que en la reunión con el presidente ruso Kim Jong-il en persona no declaró nada por el estilo. Lo hizo por él Natalia Timakova, la portavoz de la presidencia rusa. No cabe duda que su intervención hubiera sido acordada con el mandatario norcoreano pero no es lo mismo que si él mismo se hubiera levantado para decir lo que piensa.

Se esperaba que los jefes de Estado salieran a dar una rueda de prensa tras finalizarse la reunión. Dmitri Medvédev lo hizo así y habló de todo: de los suministros de gas a Ucrania, de los rebeldes en Libia y de los acuerdos económicos acabados de concluir con Corea del Norte. Sin embargo, Kim Jong-il no hizo lo mismo.

Por lo visto, al igual que el monarca británico, el líder norcoreano no lo hace nunca. No acepta que le hagan preguntas. Ya dio pruebas excepcionales de su buena disposición viajando a un país extranjero que no fuera China (a donde va de vez en cuando), acompañado por los cámaras que harán una película sobre el viaje. Además, se permitió el acceso de un grupo de periodistas a la ceremonia de intercambio de saludos protocolarios entre los dos líderes antes de empezar las negociaciones. Tal vez haya más confianza.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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