La marcha de los “ultras” rusos con motivo del Día de la Unidad Nacional, el pasado 4 de noviembre, provocó reacciones encontradas entre analistas políticos y representantes de minorías sexuales del país.
El periodista y presentador de televisión ruso Vladímir Soloviov compartió en las redes sociales su preocupación con las posibles consecuencias de la llamada Marcha Rusa.
“Ese coqueteo con el nacionalismo puede costar muy caro, amenaza con el derramamiento de sangre y la escisión del país”, advirtió Soloviov en su cuenta de Twitter.
El conocido periodista aseguró además estar “harto” de las recientes muestras del clamor popular como “la Marcha Rusa, mítines, manifestaciones de la oposición y organizaciones pro-sistema” y abogó por la celebración de semejantes actos en la periferia de la capital y no su centro.
Por su parte, el activista homosexual Nikolai Alexeev aprovechó la celebración de la marcha nacionalista para recordar que las minorías sexuales de Rusia no tienen derecho a expresarse libremente.
“Personalmente yo no estoy en contra una marcha por Moscú de gente con lemas fascistas. Es parte de la libertad de expresión, pero entonces, ¿por qué nosotros estamos privados de nuestros derechos?”, preguntó el activista.
Según Alexeev, si las autoridades supieran que en una marcha gay no autorizada participarían al menos un millar de personas, “hace tiempo que darían su visto bueno” a su celebración.
“Las marchas fascistas están autorizadas y las marchas gay no, solo porque los homosexuales tienen recelo hacia las concentraciones ilegales”, escribió el activista en su cuenta de Twitter.
Con Alexeev coincidió el analista ruso Nikolai Sujov.
“El problema radica en la falta de tolerancia en la sociedad rusa hacia los “otros”, personas no tienen las mismas pautas de comportamiento que la mayoría. En este sentido, apenas hay diferencia entre los homosexuales y las minorías nacionales, inmigrantes. Ambos grupos se perciben como “extraños”, dijo el experto a RIA Novosti.
Sujov además hizo hincapié en el carácter alarmante de la marcha de los nacionalistas que llevaron esvásticas y corearon consignas xenófobas.
“Esos ánimos son peligrosos para Rusia, un país donde incluso según datos oficiales al menos 25% de la población no es de la etnia rusa”, recordó.
La Marcha Rusia reunió el pasado domingo en el centro de Moscú entre 6.000 y 20.000 nacionalistas, según los cálculos de la policía y los organizadores. Los manifestantes exigieron a las autoridades enmiendas en la legislación vigente para reconocer la etnia rusa como el pueblo que articula el Estado y urgieron la introducción de visados para los inmigrantes de las antiguas repúblicas soviéticas, junto con otros reclamos.
