El Parlamento cubano adoptó el sábado una nueva ley de inversión extranjera en sustitución de una normativa de 1995 para atraer el capital foráneo a los más diversos sectores de la economía isleña a excepción de la sanidad y la educación.
El documento, que recibió la aprobación unánime en la Asamblea Nacional del Poder Popular, ofrece garantías e incentivos fiscales a los inversores, en particular, un recorte del impuesto sobre los beneficios hasta la mitad para algunas empresas conjuntas.
Cuba, que pretende acelerar su crecimiento económico del 2,7% al 7% anual, busca atraer recursos extranjeros a varios sectores, ante todo, producción agrícola, comercio mayorista, infraestructura industrial, turismo, construcción, sector energético, minería y transporte.
El ministro cubano de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, subrayó ayer que la nueva ley preserva la soberanía y el patrimonio nacional.
“No volveremos al pasado, ni entregaremos nuestras riquezas. Nunca más venderemos al país”, aseguró Malmierca, citado por el diario Granma.
El funcionario dijo en particular que Cuba se reservará la participación mayoritaria en las empresas de extracción de recursos naturales, prestación de servicios públicos y desarrollo de tecnología. Tampoco habrá libre contratación de la fuerza de trabajo, ni derechos de exclusividad sobre el mercado cubano para socios extranjeros.
