EEUU recibe a sus futbolistas como a héroes nacionales

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A pesar de la derrota frente a la joven y chisposa Bélgica, aunque cayó en la prórroga tras rozar el cielo, la selección de fútbol estadounidense ha conquistado el corazón de su país.

A pesar de la derrota frente a la joven y chisposa Bélgica, aunque cayó en la prórroga tras rozar el cielo, la selección de fútbol estadounidense ha conquistado el corazón de su país.

Los titulares y comentarios que hoy inundan los periódicos y redes sociales en EEUU son unánimes. El New York Daily News resume en un inflamado titular: "Los valientes regresan a casa. EEUU pierde pero emociona al país".

John Cassidy, el reportero del New Yorker que se ha distinguido por sus excelentes artículos durante la Copa del Mundo, explica que los estadounidenses perdieron, pero "no sin pelear", y su pelea contra un rival superior fue vista en todos los rincones de Norteamérica.

Con una audiencia media de 18 millones de espectadores por partido, hubo lances durante el Mundial durante los cuales la selección de soccer congregó a más fans frente al televisor que espectáculos tan consolidados como la reciente final de la NBA entre Miami y San Antonio.

La fiebre futbolera ha sido patente en cada calle del país, con decenas de miles de fanáticos congregados en estadios y parques de ciudades como Chicago, San Francisco, Boston o San Antonio.

En los bastiones mexicanos de Nueva York, donde el fútbol ha sido tradicionalmente el deporte rey, el mundial siempre despertó pasiones, y más todavía en barrios como Sunset Park. La gente gritaba en los bares, animaba en la calle y tocó el claxon de sus coches cuando EEUU marcó el 1-2 durante la prórroga.

Sorprendía más contemplar idéntico fenómeno -espectadores enfervorizados, banderas y pinturas de guerra, gritos y canciones- bajo la mole del puente de Manhattan. Allí no había sólo hispanos; también, y en abrumadoras cantidades, jóvenes anglosajones vestidos con los colores nacionales y definitivamente contagiados por el picotazo del fútbol y la épica singladura del equipo de las barras y estrellas.

"Muy lejos de la decepción", escribe el Chicago Daily Herald. Su sentimiento, justificado, inflama el orgullo de todo un país. Con Tim Howard, emblema e ídolo, coronado como el portero que ayer realizó el mayor número de paradas en un partido en la historia de los mundiales. Que la pelea fuera desigual, que los belgas estuvieran a punto, una y otra vez, de fusilar las redes, sólo sirvió para concitar la admiración de la gente, y fueron cientos de miles, comenzando por el presidente Barack Obama, los que a través de las redes sociales rindieron homenaje al pundonor del equipo.

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