Estudiantes prodemocráticos y policía se han vuelto a enfrentar durante el desalojo ordenado por un juez de parte de la zona ocupada en Mongkok.
Las trifulcas terminaron con la detención de al menos una docena de estudiantes y del legislador demócrata Leung Kwok-hung, informa la prensa local.
Mongkok es una de las dos zonas donde aún resisten unos cuantos cientos de estudiantes de un movimiento que dos meses atrás llegó a juntar a cien mil personas en las calles.
Aunque las congregaciones en Mongkok han sido menores que en Admiralty, en la primera se han producido los enfrentamientos más violentos entre los estudiantes y la policía primero, y con unos matones después, que presumiblemente pertenecían a las mafias locales.
Mongkok es un barrio obrero, con una alta concentración de chinos emigrados del interior, donde las protestas han recibido desde el principio menos simpatía que en otras partes de la excolonia.
Cientos de policías han acudido esta mañana a supervisar el desalojo de la calle Argyle que han efectuado funcionarios en cumplimiento de una orden judicial.
La orden llega tras la denuncia interpuesta por una empresa de autobuses, que había alegado ante el juzgado que la ocupación del espacio público le había costado graves perjuicios económicos.
Los estudiantes se han enfrentado a las fuerzas de seguridad y exigido a gritos y con pancartas el sufragio universal libre para 2017 y sin los filtros de candidatos que ordena Pekín.
El desmantelamiento de parte de la zona de Mongkok continúa la estrategia gubernamental de apagar lentamente las protestas y reducir sus espacios con órdenes judiciales después de que el envío de policías sólo causara en el pasado fragorosos enfrentamientos que daban más ímpetu al movimiento.
Funcionarios de justicia ya limpiaron de vallas y tiendas de campaña la entrada de la icónica Torre Citic, en la zona de Admiralty, después de que el propietario del edificio hubiera conseguido una orden judicial.
La frustración por la falta de resultados llevó la semana pasada a un grupúsculo violento de estudiantes a asaltar la sede del Parlamento local, durante el que tiraron piedras y utilizaron las vallas de ariete.
Las escenas violentas han reducido aún más el apoyo ciudadano a unas protestas que durante los dos meses de duración han causado numerosos problemas cotidianos.
Una reciente encuesta de la Universidad de Hong Kong revela que el 83 % quiere que las calles sean desalojadas.
Los estudiantes han intentado en las últimas semanas viajar a la capital para plantear sus propuestas democráticas después de esperar sin éxito alguna oferta concreta de las autoridades locales, pero ninguno de ellos ha recibido el permiso para viajar de Pekín.
Carrie Lam, la número dos del Gobierno de Hong Kong, mostró ayer su predisposición al diálogo siempre que los estudiantes desalojen las zonas ocupadas.
"No he cerrado completamente la puerta a las negociaciones", dijo Lam. "Si los estudiantes pueden negociar un mecanismo concreto en el que ellos abandonen voluntariamente las calles, le daremos la bienvenida", añadió.
