En estas reuniones los portavoces de las fuerzas políticas tienen que proponer a un candidato que intente formar un gobierno que cuente con el apoyo de la mayoría de la Kneset.
No hay duda que la mayoría de los partidos propondrán al primer ministro saliente, Benjamín Netanyahu, que es quien cuenta con más apoyos tras los comicios.
De hecho, el líder del Likud ya ha comenzado las consultas con los partidos afines para establecer una coalición de gobierno.
Sin embargo, dentro del Likud se cree que algunos de los partidos minoritarios van a exigir condiciones que no siempre será fácil de conceder.
Los dos partidos más problemáticos son Kulanu (Todos Nosotros) de Moshe Kahlon, con diez diputados, e Israel es Nuestra Casa de Avigdor Lieberman, con seis diputados.
Lieberman, que hasta ahora ha sido titular de Exteriores, exige la cartera de Defensa a pesar de que carece de experiencia militar.
Pero Netanyahu tendrá que negociar otras demandas de los demás partidos que quieren integrarse en la coalición.
Aunque Netanyahu ha declarado que quiere que las negociaciones se desarrollen rápidamente, no existe ninguna garantía de que esto vaya a ser así puesto que conciliar todas las demandas puede resultar complicado.
El presidente Reuven Rivlin es partidario de una coalición de unión nacional entre el Likud y la Unión Sionista, la formación que incluye a los laboristas de Yitzhak Herzog.
Sin embargo, todo indica que Netanyahu intentará primero con todas sus fuerzas establecer una coalición con los partidos de la derecha nacionalista y religiosos, y solo si esta opción no prospera sondeará a los laboristas.