Al llegar al país, Quero sintió curiosidad por investigar el Piure, un tunicado —llamado así porque libera una sustancia celulósica conocida como tunicina— que no se había estudiado hasta entonces. Lo primero que hizo fue conseguir desechos de este marisco, consumido a diario en Chile.
La presencia de proteínas hace que la celulosa se vuelva bioactiva y, por lo tanto, apropiada para la medicina regenerativa. A corto plazo, ve como principal aplicación que se utilice esta membrana como parche para cubrir heridas o quemaduras, en forma más efectiva que la tradicional. Pero hay otros posibles usos a largo plazo.
"Apuntamos también al desarrollo de metamateriales con esta celulosa, que son aquellos que tienen propiedades inusuales. Estos podrían utilizarse para órganos que se expanden dentro del cuerpo, como el corazón", agregó Quero, quien también es investigador del Núcleo Milenio de Metamateriales.
Una vez demostrada la utilidad del piure en la medicina, propone que se produzca en el país a mayor escala ya que al poder aprovechar sus desechos el proceso sería más rentable.
"Mi sueño es que Chile pueda desarrollar este tipo de materiales avanzados con distintas aplicaciones de alto valor. Hasta ahora me he enfocado en una sola pero me gustaría también probar estas membranas para capturar los virus que producen enfermedades", concluyó Quero.