Adib comunicó su decisión el 26 de septiembre, luego de que el mandatario le pidiera el 31 de agosto la tarea de organizar un nuevo Ejecutivo. El anterior —encabezado por Hassan Diab— cayó tras la explosión en el puerto de Beirut del 4 de agosto, con un saldo de al menos 200 muertos y pérdidas materiales millonarias.
"Me parece un desastre que vuelva, porque pareciera que todo lo que hicieron los libaneses el año pasado no sirvió en absoluto. Murió mucha gente, la sociedad se deterioró y la economía también", afirmó a Sputnik la politóloga sirio-argentina Tamara Lalli.
Hariri entregó el puesto de primer ministro el 29 de octubre de 2019 luego de 13 días de protestas sociales ininterrumpidas, que estallaron en rechazo a los planes de imponer impuestos al uso de aplicaciones como WhatsApp y otros servicios de mensajería online.
Pero esa fue solo la chispa que encendió el hartazgo social vinculado a los casos de corrupción institucional, altos niveles de desempleo, poco crecimiento económico y uno de los índices de endeudamiento más altos del mundo.
"Hariri no es libanés, tiene ciudadanía saudí y francesa. Cuando se lo escucha hablar uno se da cuenta de que no domina el idioma árabe", apuntó Lalli. "No vivió en el Líbano y no conoce la profundidad de lo que el pueblo necesita. (...) El hombre no responde a intereses de la sociedad libanesa, sino a otros, por eso me parece un desastre que vuelva", agregó.
Incidencia francesa
"Desde que el Líbano se independizó del mandato francés (1943) le quedó como herencia un sistema político bastante anacrónico para lo que sería el día de hoy", indicó la integrante de la Asociación Cultural Siria.
Ese sistema se basa "en un reparto confesional de acuerdo a lo que en ese momento se tenía como un censo de la población, algo que en los 70 años posteriores cambió y esa variación no se vio reflejada en un sistema más modernizado".
Añadió que cada vez que hay una renovación de Gobierno mediante elecciones "supuestamente democráticas, las familias vuelven a estar, con los nietos o sobrinos de los que fundaron esos partidos. Los apellidos vuelven a repetirse y esa es la política de la que tiene que salir Líbano".
El mandato sobre los territorios de Siria y Líbano le fue otorgado a Francia en 1923 por parte de la Sociedad de Naciones —antecedente de la ONU—, como corolario del final de la Primera Guerra Mundial y de la desintegración del Imperio Otomano, que controlaba ambos territorios.
Esa multidependencia histórica, más otros factores como la creación de su vecino Israel en 1948 y el impacto que esto supuso en Oriente Medio y el mundo árabe en general, condicionan el futuro del país hasta el presente.
En su laberinto
"El Líbano es como una esponja que absorbe todo lo que hay alrededor, una injerencia total de los países de la zona y de las potencias. Vemos al embajador o embajadora de EEUU convocando a los políticos, que corren inmediatamente a su despacho", graficó la experta.
La entrevistada recordó las visitas del presidente francés, Emmanuel Macron, "después de explosión. Y al mes siguiente, a darles órdenes a los políticos, a los de izquierda y de derecha".
"Es una de las tareas que vino a cumplir Donald Trump en la zona. Su política exterior fue allanar el camino a Israel para que termine siendo la superpotencia regional", sostuvo. Y en paralelo a ese objetivo "busca aislar a Irán totalmente y mantener a países como Siria, Líbano e Irak muy débiles", aseguró.
Lalli consideró que "la debilidad que tiene el Gobierno actual se la va a trasladar al próximo porque no hay nuevas elecciones bajo un nuevo formato. No hay un recambio profundo de la política y de las estructuras del Estado".
"Esta discusión interna es necesaria entre todas las fuerzas libanesas. Esto solo lo tienen que hacer los libaneses pero es muy difícil mientras la política siga cediendo a presiones extranjeras", concluyó.