Teherán negocia con empresas rusas la posible cooperación en materia de petróleo y gas, aunque de momento no se trata de proyectos conjuntos en el territorio de la República Islámica, declaró el ministro de Petróleo de la República Islámica, Rostam Qasemi, a RIA Novosti en su primera entrevista concedida a una agencia extranjera.
Las sanciones unilaterales impuestas por EEUU contra Irán, que tienen como objetivo disminuir los ingresos petroleros del país para obligar a Teherán a frenar su polémico programa nuclear, afectaron negativamente al diálogo ruso-iraní en materia de energía, sobre todo en lo referente al petróleo y el gas. Durante los últimos años, Washington deniega el acceso al mercado estadounidense a las petroleras que cooperan con la República Islámica.
Las empresas rusas empezaron a mostrar cautela ante la posible cooperación con Irán por temor a sanciones en los mercados occidentales.
“Aplaudiremos la decisión de Rusia, un país ligado a Irán durante muchos años por unos lazos fuertes y amistosos, y cuya postura internacional en numerosos puntos coincide con la iraní, de mostrar su disposición a colaborar con Irán en materia de petróleo y gas”, dijo Qasemi.
“Aunque cabe señalar que actualmente estamos manteniendo conversaciones con empresas rusas y esperamos alcanzar un resultado positivo”, apuntó.
Varias grandes empresas de Rusia estaban interesadas en trabajar en el mercado petrolero iraní, pero su presencia en el país asiático está restringida debido a las sanciones económicas por parte de la Administración de EEUU. En 2010 la petrolera rusa Lukoil suspendió los suministros de combustible diésel y gasolina a Irán y abandonó el proyecto iraní Anaran, un yacimiento de petróleo donde estaba realizando trabajos de prospección geológica con la noruega Statoil. Según los expertos, esta decisión de la compañía rusa era de esperar ya que Lukoil tiene una estrecha relación con empresas de capital estadounidense, como por ejemplo la petrolera ConocoPhillips, su socia.
Según anunció el ministro de Petróleo de Irán, la República Islámica está dispuesta a cooperar con las empresas rusas, pero de momento las partes no están desarrollando “ningún proyecto conjunto”.
“Aprobamos con satisfacción la cooperación con las compañías rusas si están dispuestas a invertir en el sector petrolero y de gas de Irán y explotar los yacimientos de crudo y de gas... Sin embargo, en la actualidad no contamos con ningún proyecto conjunto”, subrayó Qasemi.
Otra petrolera rusa, Tatneft, firmó en 2005 un memorando de entendimiento con la Fundación de los Oprimidos de la República Islámica (una organización no gubernamental que, gracias a su condición legal, tiene derecho a cooperar con las empresas extranjeras sin intermediación del gobierno), lo cual condujo a la creación de la empresa ruso-iraní ParsTat.
Sin embargo, la compañía no llegó a obtener ningún contrato estatal para la prospección o extracción del crudo en Irán. A finales de diciembre de 2011 los medios iraníes informaron de que la petrolera rusa Tatneft y la Compañía Nacional de Petróleo Iraní habían firmado un contrato para la extracción de crudo pesado en el yacimiento iraní de Zagheh. Sin embargo, la empresa rusa desmintió esta información.
En 2009 la filial encargada del petróleo de la compañía rusa de gas Gazprom firmó un memorando de entendimiento con la Compañía Nacional de Petróleo de Irán (NIOC) para desarrollar dos yacimientos petrolíferos, el de Azar y el de Shangule. La dirección de la empresa rusa aseguró que el contrato se habría firmado para el verano de 2010, cosa que no llegó a producirse. A causa de las demoras Irán canceló el acuerdo que tenía con la compañía rusa. Los expertos opinan que uno de los motivos de la postura de Gazprom era el temor a las sanciones por parte de EEUU.
El Consejo de Seguridad de la ONU ya aprobó en cuatro ocasiones sanciones contra Irán. Además, varios Estados y organizaciones adoptaron resoluciones que exigen a la República Islámica garantizar la plena transparencia del programa nuclear y probar su carácter civil. El ejemplo más claro ocurrió el 1 de julio, cuando entró en vigencia el embargo petrolero contra Irán impuesto por la Unión Europea.
EEUU, Israel y varios países de Occidente sospechan que Irán desarrolla armas nucleares bajo la cobertura de su programa de energía atómica. Teherán rechaza las acusaciones y afirma que su programa nuclear es pacífico y busca únicamente satisfacer la creciente demanda de energía eléctrica.
