El ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, y el director del Servicio de Inteligencia Exterior, Mijaíl Fradkov, pedirán al presidente de Siria, Bashar Asad, "reformas democráticas para estabilizar la situación" en el país árabe sumido en la violencia desde hace 10 meses, informó la cancillería rusa en un comunicado.
El viaje de Lavrov y Fradkov a Damasco, ordenado por el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y anunciado la víspera, tendrá lugar el próximo 7 de septiembre.
En el mismo comunicado, emitido tras el veto de Rusia y China a la resolución contra Damasco, el Ministerio ruso de Exteriores también expresó la confianza en que la Liga Árabe prorrogue su misión de observadores en Siria que "demostró su eficacia" para detener la escalada de la violencia.
Según expertos consultados por RIA Novosti, durante su visita a Damasco los jefes de la diplomacia e Inteligencia rusa podrían tratar de convencer a Asad que renuncie al cargo presidencial.
"Es posible que se realice un intento de convencer al presidente sirio que acepte la propuesta de la Liga Árabe y traspase las competencias de jefe de Estado al vicepresidente", opinó el historiador y especialista en Oriente Vladímir Ajmedov.
El experto subrayó que el viaje de dos funcionarios de este rango a Siria tras el veto ruso debe demostrar a Occidente que Moscú está trabajando para buscar una solución diplomática a la crisis.
La opinión de Ajmedov fue compartida por otro reputado experto, el presidente del Instituto ruso de Estudios sobre Oriente Próximo, Evgueni Satanovski.
"No es de descartar que la conversación de Lavrov y Fradkov con Asad tome ese rumbo para ver hacia dónde debe avanzar el régimen y a quién Asad debe traspasar los poderes para minimizar las consecuencias de la guerra civil", dijo.
Esta misma hipótesis fue expresada anteriormente por el prestigioso diario panárabe Asharq Alawsat que, citando a una fuente diplomática de la ONU, informó que Moscú podría aprovechar el veto ruso y chino para presionar al líder sirio para que renuncie al poder.
"Rusia tiene ese apréntesis para aprovechar todas sus posibilidades y convencer al Gobierno sirio que acepte íntegramente el plan de la Liga Árabe, cuyo punto clave es el traspaso de las competencias presidenciales de Asad al vicepresidente del país", declaró la fuente.
Rusia y China vetaron la víspera en el Consejo de Seguridad la resolución sobre Siria acordada el pasado 2 de febrero tras una semana de intensos debates, por considerar que este documento no reflejaba adecuadamente la situación en el país árabe.
Se trata de la segunda vez que ambos países ejercen su derecho a veto sobre una resolución contra Siria donde la violencia, según la ONU, se ha cobrado más de 5.000 vidas humanas.
El veto ruso y chino provocó un fuerte malestar en Occidente y valió a Moscú y Pekín duras críticas por parte de algunos líderes internacionales, como el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien acusó a ambos países de "favorecer la cruel política" del régimen sirio.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, declaró que "lamenta profundamente" el resultado de la votación en el Consejo de Seguridad, mientras que la Liga Árabe afirmó que continuará el esfuerzo para poner fin a la crisis siria pese al veto de Rusia y China.
Entretanto, varias decenas de manifestantes sirios intentaron este domingo asaltar la embajada de Rusia en Trípoli. Según se informa, el incidente no causó heridos.
