Varios grupos de la oposición siria acordaron formar una nueva alianza, la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria (CNFORS), y nombrar como su presidente al conocido activista y religioso musulmán, Moaz al Jatib, informó la cadena Al Jazeera.
Esta decisión fue tomada la víspera en la capital de Qatar, Doha, durante una reunión de formaciones rebeldes sirias, incluido el Consejo Nacional Sirio (CNS). Según estaba previsto, el CNS, hasta ahora considerado el principal representante de la oposición, asumiría la dirección del país tras la caída del presidente Bashar Asad y su régimen.
El presidente de la nueva alianza opositora, Moaz al Jatib, es un teólogo y clérigo que en sus prédicas criticaba duramente al Gobierno de Asad, lo que le valió arresto domiciliario durante un tiempo. Su nombramiento al frente de la CNFORS sorprendió a muchos, ya que últimamente apenas hacía declaraciones a la prensa ni se perfilaba como líder de la oposición.
Al mismo tiempo, Al Jatib, quien fue imán de la famosa Mezquita de los Omeyas en Damasco, es muy popular entre la población de la capital siria, que permanece bajo el control total del régimen. Además, en su caso se trata de una figura de consenso por no estar vinculado con ninguno de los grupos opositores que últimamente han tenido problemas para llegar a un acuerdo.
El presidente del CNFORS tendrá como adjuntos a la defensora de los derechos humanos, Suhair al Atassi, y al exdiputado, Riad Seif, quien pasó varios años en la cárcel por criticar al régimen gobernante.
En el encuentro de Doha, convocado por iniciativa de la Liga Árabe y Qatar, estuvieron ausentes varios grupos opositores, como el Comité de Coordinación Nacional. Pese a ello, los miembros de la CNFORS confían en que la alianza tenga un amplio apoyo popular y pueda formar un Gobierno de transición en las zonas de Siria controladas por los rebeldes.
Desde marzo de 2011, Siria es escenario de un violento conflicto armado que, según datos de la ONU, se ha cobrado ya más de 30.000 vidas. El Gobierno del país afirma que sus fuerzas de seguridad se enfrentan a milicias fuertemente armadas y apoyadas desde el exterior.
