Las autoridades ucranianas tendrán que finalizar la operación especial contra las milicias del Este antes de fin de mes o se verán obligadas a suspenderla por agotamiento de recursos militares, comenta hoy Nezavisimaya Gazeta.
Aún en abril pasado, el propio Ministerio de Defensa del país eslavo reconoció que había movilizado más del 90% de las fuerzas de reserva para la operación en las regiones orientales. También se amplió el plazo del servicio militar obligatorio de los soldados y sargentos llamados a las filas del Ejército en primavera del año pasado.
En estos momentos, las fuerzas ucranianas que combaten contra las milicias independentistas se componen de una brigada aerotransportada, dos aeromóviles, una de tanques, una de artillería y cinco brigadas motorizadas, además de varias unidades especiales.
En total, en el sureste ucraniano están desplegados unos 24.000 efectivos de los 57.000 que integran el Ejército de Tierra de Ucrania. En la operación también participan cuatro batallones de la Guardia Nacional y de la Policía Antidisturbios (1.200 uniformados), así como una veintena de batallones de las autodefensas territoriales (unas 8.000 personas).
Los dos regimientos de aviación que pertenecen a las fuerzas terrestres también fueron desplazados a la zona del conflicto. Para principios de año, ambas unidades contaban con 60 helicópteros Mi-8, 10 de los cuales han sido destruidos en los combates.
Según informaciones no confirmadas, las bajas de las fuerzas de Kiev ascienden a más de 200 muertos y al menos 1.200 heridos.
Las tropas ucranianas también sufren problemas de abastecimiento, lo que se traduce en una escasez de equipamiento, dispositivos de comunicación y alimentos, sin hablar ya del material bélico.
Y es que en los últimos 20 años, Ucrania ha tenido descuidado a su Ejército, destaca el rotativo, y ha vendido gran parte del armamento heredado de la antigua URSS, incluidos 1.275 carros de combate, 831 blindados, 41 lanzacohetes y 275 unidades de sistemas artilleros.
