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Desclasifican documentos que prueban vínculos de Estados Unidos con la dictadura brasileña

© Flickr / lindsayshaverDesclasifican documentos que prueban vínculos de Estados Unidos con la dictadura brasileña
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Estados Unidos silenció los documentos que remitió su embajada en Brasil en los que diplomáticos americanos informaban de torturas practicadas durante la dictadura que rigió el país suramericano entre 1964 y 1985, según se desprende de documentos oficiales entregados por la administración Obama.

Estados Unidos silenció los documentos que remitió su embajada en Brasil en los que diplomáticos americanos informaban de torturas practicadas durante la dictadura que rigió el país suramericano entre 1964 y 1985, según se desprende de documentos oficiales entregados por la administración Obama.

Estos documentos, calificados como confidenciales por los servicios de inteligencia norteamericanos, fueron cedidos por el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, a la Comisión Nacional de la Verdad de Brasil (CNV) que investiga los crímenes y torturas cometidos durante la dictadura militar.

El CNV publicó estos archivos en los últimos días a través de internet como ya hizo con algunas de las pruebas anteriormente recabadas, incluidas declaraciones de algunos altos mandos militares que reconocían haber practicado torturas durante la dictadura.

En declaraciones a Nóvosti el asesor de derechos humanos de Amnistía Internacional (AI) en Brasil, Mauricio Santoro, opina que estos documentos "son importantes porque muestran la buena voluntad del gobierno americano" para colaborar con la CNV.

Sin embargo, Santoro cree que "en sí mismos tienen pocas novedades", ya que la mayor parte de la información ya había sido constatada por investigaciones precedentes.

Entre los 43 cables diplomáticos redactados entre 1967 y 1977, los legados estadounidenses en Brasil informan de la existencia de torturas, arrestos por causas políticas y la actuación de escuadrones parapoliciales de la muerte.

Un telegrama, enviado en abril de 1973 por el Consulado General en Río de Janeiro al Departamento de Estado de EEUU, constata el crecimiento de arrestos de personas que el régimen consideraba subversivas, entre los que cita a profesores, estudiantes universitarios y periodistas.

Asimismo, continúa relatando el uso de métodos de tortura psicológica y física por parte de una unidad de soldados para obtener delaciones.

Este hecho, afirma Santoro, "consolida los testimonios sobre tortura en Brasil, hechos por expresos políticos" del país suramericano que ya tuvieron buena divulgación internacional.

Para el activista, las informaciones de los diplomáticos son importantes "sobre todo porque muestran como las autoridades de EEUU estaban bien informadas sobre las atrocidades cometidas por sus aliados en Brasil".

El documento confirma que los agentes de la dictadura desarrollaron "métodos eficientes" de tortura psicológica y que con los presos más resistentes recurrían a otros sistemas de tormento como descargas eléctricas y agresiones físicas que en muchas ocasiones terminaban con la muerte del recluso.

En uno de esos informes, los diplomáticos estadounidenses relatan el caso de Robert Henry Horth, ciudadano de dicho país y que el 6 de septiembre de 1970 fue detenido por error confundido con el militante izquierdista Robert Roth.

El informe afirma que Horth fue detenido en el aeropuerto de Viracopos (en Sao Paulo) y trasladado al Departamento Regional de Orden Político y Social (DEOPS, por sus siglas en portugués), donde permaneció incomunicado durante tres días hasta que fue atendido por empleados consulares.

Durante ese tiempo, Horth –que tenía entonces 30 años y hablaba portugués "fluido", según añade el documento– tuvo ocasión de ver las condiciones en las que se encontraban los presos y el trato al que estaban sometidos, además de charlar con algunos de ellos.

Todo ello permitió a las autoridades estadounidenses en Brasil conocer de primera mano la situación del DEOPS, uno de los centros de detención de la dictadura en Sao Paulo.

Las autoridades del régimen brasileño negaron a Horth la posibilidad de conocer las causas de su detención, que solo pudo pergeñar cuando le rechazaron el derecho a realizar una llamada telefónica porque, según le dijeron, "los prisioneros políticos tienen prohibido el contacto telefónico" Horth fue encarcelado en una celda junto con otros seis presos, todos ellos menores de 30 años, que llevaban retenidos entre unas semanas y seis meses.

Según el relato de Horth, detallado en el informe diplomático, ninguno de ellos había sido formalmente acusado de nada, aunque todos habían sido sometidos a tortura e informalmente habían conocido que las causas de su encarcelamiento estaban relacionadas con actividades políticas.

Los compañeros de celda del ciudadano estadounidense relataron que el centro de detención del DEOPS contaba con una sala especial para torturas en las entrañas del edificio.

El informe detalla varios de los mecanismos de tortura empleados por los agentes de la dictadura en dicha sala, entre los que destaca el denominado "Pau de Arara" (Palo de Guacamayo), consistente en colgar boca abajo de una robusta rama o una barra de hierro a un preso atado de pies y manos con las piernas flexionadas y total o parcialmente desnudo.

El informe también detalla otros métodos de tortura más comunes y basados en el castigo físico.

Según dijo Santoro a Nóvosti, Estados Unidos, con esta información en la mano, debería "haber hecho presión sobre las autoridades brasileñas" igual que hizo desde que Jimmy Carter llegó al poder.

En su opinión, unas posibles disculpas de EEUU "serán bienvenidas" siempre que sean acompañadas de medidas que "expresen su intención de ir más allá de las palabras" como ayudar a la CNV a identificar los torturadores de la época, "porque muchos fueron entrenados por las Fuerzas Armadas de EEUU".

En el relato, Horth también afirma que los presos consideraban las condiciones de las instalaciones del DEOPS "muy superiores" a las de otros centros de detención como las cárceles militares o la Prisión Tiradentes, donde frecuentemente eran llevados presos políticos.

El cable diplomático concluye considerando a Horth como una persona "inteligente y sensible" que había aceptado "filosóficamente las disculpas del DEOPS".

Por todo ello, según afirma, renunció a realizar una protesta formal.

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