Las obras de reparación de la estatua del Cristo Redentor de Río de Janeiro, que fue alcanzado por varios rayos el pasado mes de enero, se completaron hoy con la instalación de un pararrayos y una manta protectora en un acto oficial en el que tomó parte el arzobispo de la ciudad Orani Tempesta.
Durante el acto, en el que el arzobispo bendijo la estatua y la nueva estructura, pudo verse entre la densa niebla que cubría hoy la montaña del Corcovado la estatua reformada que conserva la misma imagen que tenía antes del incidente.
El Cristo Redentor, símbolo de la ciudad, se asienta sobre la cima del monte Corcovado, que se eleva unos 700 metros sobre el nivel del mar por lo que está muy expuesto a la caída de rayos en una ciudad en la que este fenómeno meteorológico se repite con mucha frecuencia.
En todo Brasil caen al año unos cinco millones de rayos, lo que lo convierten en uno de los países más afectados del mundo.
El pasado 17 de enero uno de esos rayos alcanzó un dedo de la estatua durante una fuerte tormenta eléctrica y posteriormente otro impactó sobre su cabeza.
Ya el año pasado otro rayo afectó a la misma mano de la estatua, revestida de un material conocido como piedra jabón, por lo que la archidiócesis tenía previsto su reparación.
La estatua, construida en 1931, está considerada como Patrimonio Histórico de Brasil, fue elegida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno y recibe cada año cerca de 700.000 visitantes.
