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Sderot, el pueblo israelí más castigado por los cohetes de Gaza

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La población de Sderot, unas 25.000 personas, no se acostumbra a los cohetes Qassam ni a las granadas de mortero, pese a que desde el año 2001 han caído a millares en el municipio. De hecho, cada vez que hay un conflicto –y a veces incluso sin conflicto- Sderot se convierte en el primer objetivo de los milicianos palestinos.

La población de Sderot, unas 25.000 personas, no se acostumbra a los cohetes Qassam ni a las granadas de mortero, pese a que desde el año 2001 han caído a millares en el municipio. De hecho, cada vez que hay un conflicto –y a veces incluso sin conflicto- Sderot se convierte en el primer objetivo de los milicianos palestinos.

Está a solo un kilómetro de la valla que separa Israel de la franja de Gaza y es la localidad más populosa de la zona, por lo que es lógico que los milicianos apunten hacia aquí. Desde 2001 ha habido once muertos entre los vecinos, el último hace seis años, y también ha habido decenas de heridos, todos como consecuencia de los cohetes.

En los últimos años el gobierno israelí ha costeado la construcción de refugios en cada una de las viviendas del pueblo, de manera que ahora disponen de algunos segundos para dejar lo que están haciendo y esconderse en el refugio.

El problema es que Sderot está tan cerca de la frontera que muchas veces las sirenas de alarma no tienen tiempo de activarse y los cohetes caen sin previo aviso.

Rahel Pinhasof se estableció en Sderot hace 24 años, nada más llegar de Uzbekistán tras el desmoronamiento de la Unión Soviética, cuando alrededor de un millón de judíos soviéticos emigraron a Israel. A pesar de la inseguridad de la zona, Rahel está encantada de vivir en Sderot, donde también reside parte de su familia y de donde nunca ha pensado marchar.

“No soy partidaria de entrar en Gaza porque sería peligroso para los soldados. En general, los que tenemos hijos no somos partidarios de la invasión pues sabemos que los árabes quieren matar a nuestros soldados”, explica Rahel.

“Todos los días caen cohetes. La otra noche cayeron más de cincuenta Qassam. Todos conocemos algún muerto o herido como resultado de los cohetes. Un vecino mío, Mordejai, murió hace diez años y a otro conocido tuvieron que amputarle la pierna”, cuenta esta mujer de 65 años que está acompañada por dos de sus nietos.

Rahel era enfermera en Uzbekistán y en Sderot trabaja como enfermera particular cuidando a ancianos y enfermos. “¿Cómo voy a marcharme si aquí tengo el trabajo y la familia? Estoy contenta de vivir en Sderot y agradezco al gobierno que nos haya construido los refugios gratis”. El marido de Rahel ya no trabaja y recibe una pensión del estado.

“Aquí se vive bien. Al barrio ha llegado una mujer de Tel Aviv que ha comprado una casa por 515.000 shekels (algo más de 100.000 euros) y está encantada. Dice que en Sderot se vive mejor que en Tel Aviv, y yo la creo”, explica Rahel, madre de tres hijos ya casados.

Michael Bar Zohar es un profesor de Ciencias Políticas de 76 años, ya retirado. Siempre que hay conflictos en esta zona se acerca para mostrar su solidaridad con la población local. Bar Zohar es uno de los biógrafos más reputados de David Ben Gurión y ha escrito varios libros sobre el Mossad, algunos de los cuales se han traducido al español.

“Tengo tiempo libre de manera que me gusta venir a esta zona cuando caen los cohetes. Es un gesto de solidaridad para quienes tienen que soportarlos a diario. Vengo desde Tel Aviv (a 65 kilómetros) para decir a la gente que estamos con ella”, comenta Bar Zohar.

“Creo que el ejército debe entrar en Gaza para resolver el problema definitivamente, y no a medias. Hemos de destruir a Hamas completamente y pasar el poder a Mahmud Abbás. Que el se haga cargo de Gaza como se hace cargo de Cisjordania, puesto que mientras Hamas siga en Gaza no habrá tranquilidad en los pueblos israelíes de la zona”, explica.

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