El Gobierno británico ha dado “luz verde” a las prospecciones de gas de esquisto por el sistema del “fracking” o fracturación hidráulica en más de la mitad de su territorio.
Las compañías podrán pedir licencias para poder perforar incluso dentro de los parques nacionales y en otras áreas protegidas en “circunstancias excepcionales”.
La nueva directiva para la explotación del gas pizarra, anunciada el lunes por el ministro de Energía Matthew Hancock, es una de las más permisivas de Europa, en contraste con Francia, donde está prohibido el controvertido método por su impacto en el medio ambiente.
“Las prospecciones de gas de esquisto nos darán una mayor seguridad energética y ayudarán a crecer nuestra economía y a generar puestos de trabajo”, ha declarado Matthew Hancock en el momento de anunciar la licitación.
El ministro de Energía confirmó que más de la mitad del territorio de Gran Bretaña, incluida una amplia franja en el oeste de Escocia, estará “abierto para las prospecciones”. Un informe de la Sociedad Real de Geología concluye que el 64% del país puede tener considerables reservas de gas esquisto, especialmente en la costa noreste de Inglaterra.
Hancock aseguró que la luz verde no equivale en cualquier caso a una “carta blanca” a las compañías, que tendrán que demostrar el “interés público” y su “sensibilidad” hacia las comunidades locales antes de poder obtener licencias en zonas de interés ambiental. El ministerio exigirá en cualquier caso estudios de impacto ambiental y se reservará el derecho al veto en casos de conflictivos.
El primer ministro David Cameron se ha mostrado firmemente partidario del “fracking” alegando como las prospecciones han permitido que baje el precio de la energía en Estados Unidos. El secretario del Tesoro George Osborne ha prometido incluso “el mejor régimen fiscal de Europa” para la compañías, muchas de ellas vinculadas a la industria del petróleo.
Los grupos ecologistas han condenado el “fracking” con una serie de protestas que bloquearon las prospecciones en lugares como Balcombe, convertido durante meses en símbolo de la resistencia. Los ecologistas alegan que el “fracking”, que requiere la inyección de agua con productos químicos a gran presión fracturar la roca y liberar el gas, comporta una alto riesgo de contaminación de los acuíferos y puedo ocasionar movimientos sísmicos.
