El primer ministro británico David Cameron anunció el martes nuevas restricciones para los inmigrantes de la Unión Europea (UE), que tendrán derecho a un máximo de tres meses de asistencia social (frente a los seis meses que tenían hasta ahora) a partir de su llegada al Reino Unido y mientras encuentran trabajo.
Cameron se ha propuesto acabar con el “turismo de los beneficios sociales”, que atrae todos los años a miles de jóvenes sin empleo de los países de la UE. Las nuevas medidas, aseguró el “premier”, supondrán un ahorro anual de más de 600 millones de euros para el erario público.
El líder conservador responde también así a las presiones crecientes del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), triunfador de las elecciones europeas con un programa que combinaba el euroescepticismo y las medidas anti-inmigración.
En una entrevista a la BBC, Cameron lanzó también su dedo acusador a los inmigrantes ilegales en el Reino Unido en un tono amenazante: “Les encontraremos y nos aseguraremos de que vuelvan a vuestros países de origen”.
El portavoz de inmigración del Ukip, Steven Wolfe, descalificó sin embargo las palabras de Cameron como “vacías y cínicas” en un duro comunicado. Wolfe aseguró que todas las medidas anunciadas hasta la fecha por el Partido Conservador son insuficientes porque el Gobierno británico “tiene las manos atadas y no puede restringir la libertad de movimiento en los 28 países miembros de la UE”.
El Ukip, liderado por el ultraconservador Nigel Farage, propone directamente la salida del Reino Unido de la UE. El propio Cameron ha prometido la celebración de un referéndum sobre la UE en 2017 y a renegociar entre tanto las condiciones de permanencia de Gran Bretaña.
