Tras la aprobación de la polémica reforma laboral española, en febrero de 2012, 877.411 trabajadores han quedado afectados hasta mayo de 2014 por los temidos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE o despidos masivos para reducir drásticamente las plantillas de las empresas).
Estos expedientes, que se han aplicado masiva e implacablemente en estos años de crisis económica, han llevado a España a liderar las tasas de paro más elevadas de la Unión Europea con el 25% de la población activa desempleada.
Según los datos publicados esta semana por el Gobierno conservador, los empleos perdidos definitivamente y los que están en suspenso temporal suman ya 698.284.
Otros 179.127 puestos de trabajo han quedado afectados por “reducciones de jornada, que conllevan un indeseado deterioro de las condiciones laborales, al menos cuando no son voluntarias y los trabajadores tienen que aceptarlas como mal menor”, destaca el diario Público.
La reforma laboral, que elimina la luz verde administrativa para poder hacer despidos masivos, se promulgó para intentar precisamente impedir los “despidos colectivos en beneficio de los suspensiones temporales de contrato y la reducción de jornada”. Pero ha acabado siendo todo lo contrario.
La limpieza de las compañías ha bajado su ritmo de enero a mayo de 2014 como consecuencia de la intensidad con la que las empresas se agarraron a la reforma laboral, que los socialistas proponen derogar en cuanto lleguen al poder. En estos meses, el número de trabajadores afectados ha llegado a sumar las 77.298 personas.
