Las mujeres son menos partidarias a votar por la independencia de Escocia en el histórico referendo que se celebra el próximo 18 de septiembre.
La última edición de Actitudes Sociales Escocesas, un sondeo anual que toma el pulso de la nación desde 1999, sitúa el apoyo femenino a la campaña del sí en el 27%, frente al 39% registrado entre los varones con derecho a voto.
La diferencia de 12 puntos entre ambos sexos viene dictada por el alto nivel de incertidumbre que las mujeres expresan sobre las consecuencias que supondrá la separación del resto de Reino Unido. “Los votantes inseguros en este punto están menos inclinados a apoyar la independencia”, advierten los autores del estudio del Centro de Investigación Social ScotCen.
El apoyo a la independencia ha crecido en los últimos tres años –del 23% al 33%– pero la cota de popularidad más alta –del 35%, en 2005– precede a la campaña del referendo. Durante el periodo de la consulta, entre mayo y julio de 2014, el 29% del electorado seguía indeciso, aunque la probable intención de voto entre este grupo permite inclinar la balanza en el 33% a favor del sí y el 51% partidarios del no. Excluyendo a los totalmente indecisos, la independencia se queda corta de la victoria por 12 puntos.
“En las últimas semanas de campaña, la captación del voto de las mujeres se vislumbra como un reto clave, particularmente para la campaña del sí a la independencia”, señala Rachel Ormston, directora de investigación en el ScotGen. La coautora del informe advierte sin embargo que el bando opuesto no puede relajar la guardia puesto que “un tercio de mujeres permanecen indecisas”.
El estudio observa un deterioro de las percepciones sobre la influencia internacional de una Escocia independiente: el 38% cree que será más débil frente al 25% que pensaba lo mismo en 2013. Además, el 44% de los consultados siente que la economía empeorará frente al 34% registrado un año antes.
De todas formas, si Escocia elije la ruta separatista, el 68% de electores quiere mantener la libra esterlina en una unión monetaria con el resto de Reino Unido. Esta es la opción que defiende el ministro principal escocés, el nacionalista Alex Salmond, y los partidos unionistas se niegan a considerar como punto de partida de una potencial futura negociación entre Londres y Edimburgo.
El 14% aboga por una divisa de nueva creación y únicamente el 6% es partidario de adoptar el euro si Escocia rompe los históricos lazos constitucionales con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.
