El ministro principal escocés, Alex Salmond, ha ganado el último pulso dialéctico contra su rival político, Alistair Darling, en el momento crucial de la apertura del voto postal del referendo independista.
Más del 70% de los consultados en un sondeo del diario The Guardian dan la victoria al líder nacionalista en el definitivo debate televisado sobre el futuro constitucional de Escocia, que se emitió en directo por la BBC.
Al mismo tiempo, los cerca de 750.000 registrados al voto postal recibirán entre hoy y mañana la papeleta de la consulta, con una simple pregunta: "¿Debería Escocia ser independiente?". Unos 4,2 millones de residentes en Escocia, incluidos por primera vez los jóvenes de 16 y 17 años, tienen derecho a votar el próximo 18 de septiembre. La participación se anticipa muy elevada, en torno o por encima del 80%.
El debate de la BBC dejó entrever las cuestiones que dominarán el resto de la campaña. Los unionistas, según recalcó el ex ministro laborista Darling, insistirán en la incertidumbre del proyecto secesionista respecto a la libra esterlina, las reservas de petróleo, el Sistema de Salud Pública y las pensiones.
"La prioridad de Salmond es crear un Estado separado pero la gente quiere seguridad", advirtió la cabeza visible del colectivo "Juntos Mejor" que aglutina a conservadores y liberal-demócratas, además de laboristas y otras pequeñas formaciones políticas y sociales.
Por su parte, Salmond abrió un flanco en las defensas de su rival, al conseguir que este admitiese el hecho de que Escocia podría mantener la moneda común a todo el Reino Unido sin la aprobación de Londres. El jefe del Ejecutivo autonómico también puso entre las cuerdas a Darling al preguntarle sobre los recortes en servicios sociales de sus socios en la campaña: el gobierno que dirige el conservador David Cameron.
El debate anterior frente a cámaras de televisión, que perdió Salmond, no causó daño aparente en el bando del sí a la independencia. Esta vez, ambos lados han sumado un punto en apoyos, según los sondeos preliminares. Pero los indecisos, todavía en torno al 11%, siguen reteniendo la llave del futuro de Escocia y del resto de Reino Unido.
