Los tres hombres detenidos ayer cuando planeaban un atentado en el aeropuerto de Manila forman parte de un grupo ultraderechista que tenía previsto atacar intereses chinos en la capital filipina. Su finalidad, han asegurado fuentes del país asiático, era protestar por lo que entienden como una reacción demasiado tibia de su Gobierno hacia Pekín por los habituales conflictos territoriales.
El líder y otros dos miembros habían sido detenidos anoche en el aparcamiento de la terminal 3 del Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino después de haber recibido una denuncia. En su vehículo fueron encontrados cuatro artefactos explosivos caseros que consistían en botellas de gasolina unidas a petardos. La explosión habría ocasionado una gran bola de fuego y causado grandes destrozos, según ha asegurado hoy la secretaria de Justicia, Leila de Lima.
Entre los planes del grupo figuraba ametrallar la embajada china y colocar artefactos explosivos en intereses empresariales vinculados al gigante asiático como el centro comercial SM Mall of Asia o el edificio DMCI. El primero pertenece a Henry Shy, el filipino más rico y nacido en China, mientras que el segundo es propiedad de David Consunji, otro filipino de etnia china. “Ellos claman que son defensores del pueblo filipino y consideran como enemigos a los oligarcas chinos y sinofilipinos que tienen negocios monopolísticos o minería ilegal”, ha dicho De Lima.
Las tradicionalmente buenas relaciones entre Manila y Pekín se han enturbiado en los últimos años por los continuos conflictos territoriales en el mar del Sur de China. Filipinas llevó el caso al Tribunal de Arbitraje de La Haya el pasado año, lo que provocó la ira china. La creciente beligerancia en las aguas asiáticas ha aumentado la sinofobia en países como Vietnam o Filipinas.
“Ellos no están contentos, se sienten frustrados por la actitud del Gobierno ante China, que consideran muy suave. Quieren que esta administración adopte una postura más firme”, ha desvelado De Lima.
La policía está interrogando a los detenidos por la sospecha de que el grupo podría contar con más miembros y para descubrir qué hay detrás. “Queremos saber cómo es de grande, cuál es su capacidad real para crear el caos y cual es su verdadera agenda”, ha aclarado De Lima.
