El acoso al político de Pekín que explicó ayer la postura china sobre el sufragio universal en Hong Kong acabó con 19 detenidos, según ha informado hoy la policía de la excolonia.
Li Fei, subsecretario general del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular (el Parlamento chino), había sido el blanco de las protestas de los delegados y activistas prodemocráticos, quienes se apostaron en los aledaños de su hotel e intentaron entrar después en las instalaciones del Centro de Convenciones Asia World Expo. La policía hubo de utilizar gas pimienta para forzar su retirada.
Los agentes practicaron 19 arrestos (15 hombres y cuatro mujeres) frente al lujoso Grand Hyatt Hotel de Wanchai. Un total de 18 fueron acusados de formar una asamblea ilegal, mientras el último fue arrestado por obstrucción a las tareas policiales. Todos ellos han sido ya puestos en libertad.
Las protestas llegaron el mismo día en que Pekín certificó que en el sufragio universal de 2017 se reservará el derecho a filtrar a los candidatos, lo que ha frustrado a los crecientes movimientos prodemocráticos que califican la medida de intrusión inaceptable y exigen la libertad absoluta para elegir a sus líderes.
La isla vive un clima de tensión que ha salpicado a las relaciones bilaterales sinobritánicas. Pekín ha repetido con dureza que cuanto ocurre en Hong Kong es un asunto interno y ajeno a Londres, en respuesta a la intención de su parlamento de inquirir por la situación en su excolonia. “Hong Kong es una región administrativa especial de China. Todo lo referente a su reforma política cae totalmente dentro de los asuntos internos chinos y no admitimos ninguna interferencia”, ha dicho hoy Qin Gang, portavoz del Ministerio de Exteriores.
Cuando Hong Kong regresó a la madre patria en 1997 de manos del Reino Unido, Deng Xiaoping, el arquitecto de la China moderna, diseñó el modelo “un país, dos sistemas” por el que la isla conservaría los derechos heredados. Parte de la población local denuncia que las injerencias crecientes de Pekín vulneran de facto ese principio. El enfrentamiento quedó en evidencia el domingo, cuando los grupos democráticos anunciaron el inicio de “una era de desobediencia civil” que prevé sentadas multitudinarias en el distrito financiero y económico.
En otro gesto que revela la presión de Pekín, un activista político perdió recientemente la columna que escribía en un respetado diario hongkonés. El Hong Kong Economic Journal le comunicó este fin de semana a Edward Chin Chi-kin que su colaboración semanal quedaba cancelada después de más de diez años. El columnista forma parte del movimiento Occupy Central, sobre el que pivotan las protestas prodemocráticas de los últimos meses. La autocensura y la declinante libertad de prensa son lamentos recurrentes en la excolonia.
