La Reina Isabel II se ha pronunciado finalmente sobre el referéndum de independencia de Escocia. Pese a la "estricta neutralidad" anunciada por el Palacio de Buckingham, la monarca británica no pudo morderse la lengua a la salida de la misa dominical junto a la castillo de Balmoral, donde permanecerá hasta finales de septiembre.
"Espero que la gente piense muy cuidadosamente sobre su futuro", fueron las palabras de la Reina ante un grupo de admiradores junto a la iglesia de Crathie Kirk. EL comentario no se le escapó a Lindsay McIntosh, comentarista política de The Times, y todos los medios británicos realzan hoy en titulares la noticia.
El pronunciamiento de la Reina llega tres días después de que el ultraconservador Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip), le pidiera públicamente a la monarca un pronunciamiento a favor de la unión, ante la amenaza de los independentistas en las encuestas.
Con anterioridad, varios medios británicos como el Daily Mail habían revelado que la Reina estaba "horrorizada" ante la posible ruptura del Reino Unido y que así se lo había transmitido al primer ministro David Cameron durante su encuentro anual en el castillo de Balmoral.
El Palacio de Buckingham respondió a esas informaciones reiterando que "la imparcialidad constitucional de la soberana es un principio establecido de nuestra democracia", y recordando de paso la fidelidad a esa norma de Isabel II durante sus 60 años de reinado.
Un día después del encuentro entre Cameron y la Reina, el Palacio de Kensington anunciaba sin embargo el segundo embarazo de Kate Middleton, duquesa de Cambridge, considerado por los analistas como el mejor "regalo" que la Casa Real podía hacerle a la causa unionista.
