El general Martin E. Dempsey, máximo consejero militar del Pentágono sin funciones operativas, ha explicado ante el comité de defensa del Senado que aconsejaría al presidente Obama enviar tropas de élite a Irak si las acciones aéreas contra los yihadistas no dan los frutos esperados.
"Creo que esta es la forma apropiada de actuar, pero si no es así recomendaré al presidente que use tropas terrestres", señaló.
Las declaraciones de Dempsey coinciden con un amplio reportaje publicado por el New York Times en el que tras consultar con fuentes de los servicios secretos, trata de desentrañar el funcionamiento, implantación, recursos económicos y armamento a disposición de los yihadistas del Estado Islámico (EI).
Las conclusiones, demoledoras, dibujan un panorama en el que los fundamentalistas dominan a placer amplias regiones del norte de Siria e Irak, incluidos numeras explotaciones petrolíferas que les estarían reportando, en el mercado negro, entre 1,2 y 2 millones de dólares diarios. Acusados hoy mismo por investigadores de Naciones Unidas de cometer crímenes que, en palabras del Paulo Sérgio Pinheiro, director del equipo, "agotan la capacidad para ser descritos con palabras".
Entre denuncias por ejecuciones sumarias, lapidaciones, crucifixiones, así como por haber impuesto una panoplia de bárbaras políticas contra las mujeres, los terroristas se estarían beneficiando del flujo de armamento que EEUU y sus aliados habrían distribuido en la región con el objetivo de que fuera usado por los rebeldes sirios.
Gracias a su creciente poder, y al vacío geoestratégico creado por la guerra civil siria y los tremendos problemas a los que se enfrenta el gobierno de Irak, las armas, que incluyen cientos de miles de pistolas y fusiles así como minas, proyectiles antitanque, misiles tierra-aire y otros sofisticados equipos, han servido para fortalecer el incontenible avance del yihadismo.
La Casa Blanca, entre tanto, trabaja contrarreloj para potenciar la alianza internacional contra el EI, mientras en EEUU, y especialmente desde las filas republicanas, se recrudecen los ataques de quienes consideran que han sido precisamente las políticas del presidente Obama en Siria e Irak las que han permitido al fundamentalismo amenazar a toda la región.
Tengan o no razón, lo cierto es que la presidencia afronta un conflicto de muy difícil pronóstico y que ya polariza a una opinión pública cansada de conflictos bélicos.
