Los colores del arco-iris han inundado esta tarde el centro de Jerusalén. Banderas, paraguas, cintas, camisetas, diademas y hasta kipás -prenda que llevan los hombres judíos religiosos en la cabeza- con las siete rayas se han visto en el desfile del día del Orgullo Gay que en Jerusalén se ha celebrado hoy. Tendría que haber sido hace dos meses, pero la guerra en Gaza provocó que se aplazara.
El desfile del orgullo gay de Jerusalén no pretende hacerle la competencia al de Tel Aviv, que ya es conocido mundialmente. Tel Aviv reúne a unas 100.000 personas y la Ciudad Santa ha congregado hoy a menos de 3.000. Pero el de Jerusalén es un desfile con aire de manifestación. Aquí se dejan un poco de lado el color y el espectáculo -aunque este año ha habido más colorido que en ediciones anteriores- y se resaltan los mensajes que exigen los derechos de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.
En la marcha de Jerusalén han participado organizaciones y personas que no son homosexuales pero que exigen la igualdad de derechos para todos los ciudadanos y que, sobre todo, buscan cambiar la tendencia extremadamente conservadora de la sociedad israelí por lo que respecta a la homosexualidad.
"Hemos venido a la marcha para exigir los derechos y la igualdad de los homosexuales. En Israel no se pueden casar, no pueden tener hijos", ha dicho RIA Nóvosti Noa, una joven de Jerusalén que pertenece al movimiento HaNoar HaOved VeHaLomed (Federación de la Juventud Estudiantil y Trabajadora). Junto a ella se han manifestado esta tarde más de 200 jóvenes de su grupo, todos luciendo las camisas azules de la organización.
"La sociedad israelí está muy anclada en sus tradiciones, los religiosos mandan mucho, demasiado, cada vez están más presentes en el Gobierno y su influencia se nota más. En Israel, por ejemplo, los comercios cierran el sábado por religión", ha explicado Noa, que espera poder cambiar esta situación.
Ruti, una señora en la cincuentena, se queja de que en Tel Aviv los homosexuales tienen libertad, "pero en Jerusalén no, es una ciudad muy conservadora". "Los homosexuales en Israel tienen poca libertad, las familias son muy conservadoras, pero en la sociedad palestina aún es peor. Ellos sí que realmente tienen problemas graves", ha indicado Ruti, que ha recorrido todo el trayecto del desfile, hasta el Parque dela Independencia, junto a Germain, un transexual que luce un llamativo vestido rojo.
Maya, una joven jerosolimitana, afirma que las familias de algunos de sus amigos homosexuales "no los comprenden ni los apoyan, es muy difícil para ellos. En general, la sociedad israelí rechaza a los homosexuales". Los dos amigos que comparten desfile con ella son más optimistas y aseguran que conocen a muchos padres que dan apoyo a sus hijos gays.
El desfile, en el que han participado también familias con niños pequeños, se ha celebrado en un ambiente festivo, aunque en medio de unas fuertes medidas de seguridad y un amplio despliegue policial. Muchos aún recuerdan la marcha de 2005 en la que un judío religioso apuñaló a tres participantes en el desfile durante los enfrentamientos que se produjeron cuando unos cien ultraortodoxos atacaron a los que se manifestaban pacíficamente. Los ultraortodoxos y otras corrientes religiosas judías rechazan la homosexualidad, aunque hoy en el desfile han participado algunos religiosos. También se ha visto a soldados con uniforme y la bandera del arco-iris.
