La candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva, se encuentra en plena campaña en la capital de la Amazonía, Manaus, desde donde aseguró que el segundo turno "será diferente" y que tras 30 días de campaña la "Vieja República está temblando de miedo".
En la ciudad en la que Silva residió durante su adolescencia, Silva no escatimó esfuerzos para incitar a sus paisanos a votar masivamente por la "oleada verde" que representa su candidatura, e incluso recordó los excelentes resultados que obtuvo con su partido ecologista en 2010.
"Quiero traer al Amazonas la esperanza de que iremos al segundo turno y que este será diferente. Porque aquí tendremos diez minutos para Dilma y diez minuto para Marina. Entonces tendremos tiempo de mostrar la oleada verdeamarilla que se expande por Brasil. En 2010, hicimos que la oleada verde alcanzase 20 millones de votos. Esta vez la ola es verde y amarilla, la unión del verde de Marina y el amarillo del PSB de Eduardo Campos", afirmó la candidata.
Además, la candidata quiso dar carpetazo a la cuestión de su filiación a la Iglésia Evangélica y como podría afectar a la hora de gobernar: "Están sugiriendo que voy a acabar con el Estado laico por ser evangélica de la Asamblea de Dios. El presidente no es elegido para ser pastor, rabino o padre sino para defender los derechos del pueblo. No voy a acabar con el Estado laico que es una conquista de la Constitución y que nunca podrá ser derrumbado. No voy a gobernar para una religión".
