El Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil, confirmó la víspera que la presidente del país, Dilma Rousseff, no firmó la "Declaración de Nueva York" presentada durante la Cumbre Climática que tuvo lugar en la sede de las Naciones Unidas, en la ciudad estadounidense.
El documento, que prevé reducir el 50% de la superficie deforestada en 2020 y eliminarla completamente en 2030, fue firmada por 28 gobiernos, 35 empresas, 16 grupos indígenas y 45 oenegés.
Como ya avisó antes de la cumbre la ministra de Medio Ambiente, Isabella Teixeira, Brasil no había sido invitado al debate para la redacción del documento sino que recibió el documento ya elaborado sin posibilidad de sugerir ningún cambio.
"Por desgracia no fuimos consultados. Me resulta imposible pensar en una iniciativa global para la preservación de los bosques sin contar con Brasil. No tiene sentido", lamentó Teixeira quien justificó con ello la negativa a firmar la declaración.
Posteriormente, en declaraciones a Rádio ONU la ministra quitó importancia a la negativa y reiteró el compromiso del gobierno brasileño con el combate al cambio climático.
"Brasil tiene interés en todas las iniciativas que estén orientadas a las protección de los bosques y la conciliación de estos principios con el desarrollo económico y la inclusión social", aclaró.
Por su parte, el consejero de política ambiental del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), Charles MacNeill, negó la versión de la ministra y declaró que hubo esfuerzos para incluir al gobierno brasileño pero "no hubo respuesta".
"No existió voluntad alguna de excluir a Brasil. Es un país clave en esta área. Una iniciativa que cuente con el apoyo de Brasil será mucho más poderosa que una sin él".
Cabe recordar que solamente Brasil alberga el 60% de los 5.500.000 km² que ocupa la selva amazónica, el mayor ecosistema del planeta.
