Los ataques aéreos de Estados Unidos y los países árabes que integran la coalición contra el Estado Islámico (EI) en Siria suponen un problema para otros grupos rebeldes que luchan contra el régimen del presidente sirio Bashar Asad, según afirman representantes de algunas de estas facciones.
Los rebeldes apoyados por Occidente dicen que se enfrentan a una reacción violenta de los sirios enfurecidos por la ofensiva, a pesar de que se han mantenido al margen respecto a los ataques aéreos contra sus enemigos del EI.
Esto podría complicar el plan de Washington de que los grupos rebeldes no islamistas puedan llegar a convertirse en una fuerza para combatir a los yihadistas en una ofensiva terrestre contra ellos.
Los rebeldes dicen que las víctimas civiles que están provocando los bombardeos y la sospecha de muchos sirios de que detrás de estos ataques EEUU tiene unos intereses ocultos, ponen en peligro el apoyo popular que consiguió su lucha contra Asad.
"Existe ya un descontento popular hacia nosotros", ha indicado el comandante rebelde Ahmed al-Seoud, que desertó del ejército sirio en 2012 y lidera un grupo rebelde conocido como la División 13 que se define como parte del Ejército Libre de Siria -facciones no islamistas que han pactado entre sí, algunas respaldadas por países como EEUU y estados del Golfo Pérsico que han apoyado el levantamiento contra Asad.
Algunas de las fuerzas rebeldes han expresado su apoyo a los ataques aéreos de EEUU y su coalición, pero solo "contra el Estado Islámico y el régimen".
EEUU asegura que está investigando las denuncias sobre la muerte de civiles en los bombardeos. No obstante, los sirios han protestado contra los ataques aéreos en varias partes del país controladas por los rebeldes.
