El alcalde de Londres, Boris Johnson, se ha sumado al linchamiento general contra los "desertores" y "locos" del Partido Conservador que se han fugado a las filas del Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip).
Tras la marcha de los diputados Douglas Carswell y Mark Reckless, Johnson ha sufrido una notoria baja en su propio equipo, la del ex vicealcalde Richard Barnes, que ha anunciado su cambio de chaqueta "porque los conservadores han dejado de hablar el lenguaje de la gente".
Ajeno a las noticias insistentes sobre nuevas fugas, Johnson ha hecho hoy una llamada a la unidad de "la gran familia conservadora" y ha extendido la invitación al líder del Ukip, Nigel Farage, para que vuelva a las filas de su viejo partido, que abandonó en 1992 en una rebelión contra John Mayor que sucedió a la firma del Tratado de Maastricht.
Johnson ha recordado que en el Partido Conservador hay sitio para los euroescépticos, empezando por él mismo: "Queremos un cambio y una renegociación". Pero al mismo tiempo previno con su incorregible buen humor a todo el que quiera cambiar de partido.
"Los que se fugan al Ukip son tipos a los que les gusta hacer el amor con una aspiradora", dijo la noche anterior, en un acto paralelo a su intervención en el pleno de la conferencia de Birmingham, donde volvió a la carga: "Todos sabemos que la UE regula hasta la presión máxima de las aspiradoras, no hace falta que repita la broma".
"Hay que estar loco para marcharse al Ukip", reiteró Johnson, que anunció de paso su intención de presentarse a las elecciones parlamentarias del 2015 (en lo que muchos interpretan como un paso previo para plantar cara a David Cameron como líder conservador).
En su llamada a la unidad, sin embargo, Johson ha pedido el total respaldo a Cameron, por considerarle "el único político que puede dar a la gente de este país el voto sobre la entrada en la Unión Europea, algo que se nos está negando desde hace 40 años".
El ex ministro sin cartera de Cameron, Kenneth Clarke, se sumó por su parte a la diatriba no sólo contra los desertores al Ukip ("son gente vieja con una vida frustrante") sino también contra los euroescépticos, a los que llamó "neuróticos": "La obsesión de este partido con Europa es lo que nos está haciendo pagarlo caro en las urnas".
