Para garantizar una lucha eficaz contra los yihadistas del Estado Islámico (EI), EEUU debe cortar las fuentes de su financiación y no destruir la infraestructura, declaró el director del departamento del Cáucaso del Instituto de los países de CEI, Vladímir Evséev.
"Si EEUU en realidad quisiera luchar contra el Estado Islámico, (en primer lugar) empezaría a luchar contra las fuentes de su financiación", dijo Evséev.
Precisó que ante todo se trata de exportaciones ilegales de petróleo.
"EEUU no se enfrenta con las exportaciones. Solo destruye la infraestructura de extracción de petróleo y gas. Hace un daño que no se propone indemnizar", agregó.
Andréi Baklánov, vicepresidente de la Asociación de Diplomáticos de Rusia, expresó su preocupación de que los nuevos ataques contra el territorio sirio deterioren el desarrollo del país que antes fue uno de los más prósperos en Oriente Próximo.
"Ahora los bombardeos provocan la muerte de terroristas y al mismo tiempo hacen daño a la economía nacional. La industria disminuyó en el 80%, el comercio bajó el 85%, tres millones de personas, aparte de los refugiados, perdieron su trabajo. El presupuesto se redujo de 13.000 millones de dólares a 8.000 millones. Bajó el nivel de vida del país", añadió Baklánov.
La semana pasada EEUU, con apoyo de Arabia Saudí, Bahrein, Catar, Emiratos Árabes y Jordania, inició bombardeos aéreos contra las posiciones de los yihadistas del EI en Siria.
Otros países, como Dinamarca y Bélgica, decidieron sumarse a la ofensiva contra el EI en Irak y el Parlamento de Gran Bretaña también está investigando la opción de participar. Francia a su vez ya forma parte de la coalición apoyando a EEUU en la operación contra los terroristas en territorio iraquí.
En junio pasado, el EI lanzó una ofensiva hacia los territorios del norte y el oeste de Irak, donde se le unieron extremistas suníes, exmilitares del ejército de Sadam Husein y pequeños grupos terroristas.
El 29 de junio, proclamó un "califato" que se extiende desde Alepo, en el norte de Siria, hasta la provincia de Diyala, en el este de Irak, y llevó a cabo una serie de ejecuciones ejemplares, incluidas las decapitaciones de rehenes.
