Las autoridades turcas deben tomar en consideración la postura de Rusia e Irán a la hora de elaborar su estrategia sobre el conflicto sirio, declaró a Nóvosti Hasan Oktay, director del Centro de Estudios Estratégicos Kafkassam en Ankara.
El jueves el Parlamento turco examinará el mandato de un año, que demanda el Gobierno para poder usar la fuerza en las zonas de Irak y Siria donde opera el grupo Estado Islámico (EI). También está prevista la posibilidad de que tropas extranjeras estén desplegadas en Turquía.
"Al definir su estrategia Turquía debe tomar en cuenta la postura de Rusia e Irán en el conflicto sirio", subrayó Oktay.
El experto estima que la discusión de la iniciativa por los diputados supondrá un examen para el gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo. Oktay recordó que en marzo de 2004 el Parlamento rechazó, pese a la presión de los aliados, un documento análogo preparado antes del comienzo de la intervención de EEUU a Irak.
"Parece que esta vez el Parlamento permitirá usar el Ejército turco (en el extranjero) pero sin duda es necesario vetar la permanencia de las tropas extranjeras en Turquía o su desplazamiento por el territorio turco", dijo el politólogo.
Según Oktay, es muy probable que para Turquía resulte muy difícil salir del conflicto sirio una vez que se implique en él.
"Turquía debe analizar de manera pormenorizada todas las amenazas existentes en la frontera entre Siria e Irak. No debemos entrar en guerra si no perderemos la imagen positiva que Turquía adquirió en los últimos diez años", subrayó.
La prioridad, prosiguió, es evitar que el conflicto armado se propague al territorio turco.
"Turquía debe olvidar sus temores ante los kurdos sirios y, ante todo, eludir la amenaza que representa el Estado Islámico apoyando la operación que se lleva a cabo contra ese grupo", señaló Oktay.
EEUU insiste en que Turquía intensifique sus esfuerzos en la lucha contra el EI mientras que Ankara declara que decidirá por sí misma si participa en la operación contra el grupo extremista liderada por Washington.
En junio pasado, el EI lanzó una ofensiva hacia los territorios del norte y el oeste de Irak, donde se le unieron extremistas suníes, exmilitares del ejército de Sadam Husein y pequeños grupos terroristas.
Ese mismo mes, proclamó un "califato" que se extiende desde Alepo, en el norte de Siria, hasta la provincia de Diyala, en el este de Irak, donde llevó a cabo una serie de ejecuciones ejemplares, incluidas decapitaciones de rehenes.
Las posiciones del EI en Irak y Siria son blanco de los bombardeos realizados por una coalición internacional liderada por Estados Unidos.
Previamente, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, denunció que la operación no está autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU ni el Gobierno sirio lo que podría agravar considerablemente la situación en la región.
