El Ejército ucraniano utilizó bombas de racimo este mes de octubre en el sureste del país, denunció la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
“Las fuerzas gubernamentales ucranianas usaron bombas de racimo en varias localidades de Donetsk al principios de octubre del año en curso lo que viola las leyes de guerra y podría ser un crimen de guerra”, dice una declaración de la entidad.
La HRW realizó una investigación durante una semana y registró casos de empleo de bombas de racimo en más de 12 localidades donde continúan los combates.
“Aunque era imposible determinar exactamente quien fue responsable por la mayoría de los ataques, las pruebas demuestran que las fuerzas de Kiev tienen la responsabilidad por una serie de ataques con el uso de bombas de racimo”, según la nota.
Asimismo, la organización destacó que un empleado de la Cruz Roja murió en uno de tales ataques en Donetsk, el 2 de octubre. Los expertos descubrieron en los lugares de combates los restos de 22 proyectiles de sistemas Smerch y Uragán.
Por su parte, las autoridades ucranianos no respondieron a la demanda de la HRW sobre el uso de tales armas.
El investigador de Human Rights Watch, Mark Hiznay, subrayó que “Ucrania debe asumir la obligación de no usar municiones de racimo y unirse a la Convención que las prohíbe”.
El uso de bombas de fósforo y otras municiones incendiarias está restringido por el III protocolo de la Convención sobre armas inhumanas que entró en vigor en 1983. El protocolo prohíbe terminantemente el uso de este tipo de armamento contra ciudadanos civiles o en lugares cercanos a sus viviendas. Casi todos los países, entre ellos Ucrania, firmaron y ratificaron la convención y sus cinco protocolos.
Las bombas de racimo también fueron prohibidas por ley en 2010, ya que su efecto es similar o peor al de las minas convencionales, aunque no todos los países se unieron a la prohibición.
Anteriormente Kiev fue acusado en reiteradas ocasiones del uso de este tipo de armamento en bombardeos de ciudades.
