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Muere a los 82 años el diseñador Óscar de la Renta

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El legendario diseñador Óscar de la Renta ha fallecido a la edad de ochenta y dos años en su casa de Kent, Connecticut.

El legendario diseñador Óscar de la Renta ha fallecido a la edad de ochenta y dos años en su casa de Kent, Connecticut.

Víctima del cáncer, contra el que batallaba desde hacía ocho años, nunca permitió que la enfermedad doblegara su inoxidable buen humor, su gusto por la vida, su irresistible bonhomía.

Fue precisamente ese carácter expansivo, la facilidad con la que supo abrirse camino a golpe de audacia, la que le permitió alcanzar la cima de la moda estadounidense.

Durante décadas reinó como supremo mandarín de las alfombras rojas y las galas frecuentadas por la alta sociedad, las estrellas de Hollywood y los grandes nombres de la política. Nancy Reagan, Hillary Clinton figuraban entre las primeras damas adictas a sus diseños. Además que un hombre de confianza para vestirlas, De la Renta fue su amigo, socio y confidente.

En Nueva York, Santo Domingo o Connecticut, el dominicano que revolucionó las pasarelas con su sentido del negocio ejerció siempre de inolvidable anfitrión, famoso por organizar veladas en las que se mezclaban aristócratas, artistas e intelectuales.

Nacido en Santo Domingo, en 1932, este hijo de puertorriqueño y dominicana, el único varón de siete hermanos, rechazó pronto la llamada paterna para dedicarse a los negocios. Hijo de una familia influyente, el joven De la Renta viajó a España a principios de los cincuenta para estudiar arte. Pronto lo abandonó por el fulgor de una bohemia repartida entre Chicote y los tablaos, un guardarropa fastuoso y los ocasionales trabajos relacionados con la moda.

Tras ejercer de aprendiz del mítico Balenciaga, se estableció en París, donde entró como asistente de la firma Lanvin. De allí saltó a Nueva York, donde se hizo cargo de la marca Jean Derby. Tras el fallecimiento de esta, en 1965, de la Renta pasó a dirigir en solitario el negocio, consolidándose como uno de los diseñadores más lúcidos y elegantes del momento, dueño de una característica mezcla de sofisticación y alegría.

Lo que sigue es una historia de aciertos empresariales y noches de Óscars, de complementos y perfumes, de triunfo inapelable mientras hechizaba al público con un glamour no impostado. Su exitoso trabajo para la exquisita casa francesa Balmain, entre 1993 y 2002, le permitió seguir implicado a fondo con la alta costura.

Seguramente no fue un genio como Yves Saint Laurent o Balenciaga, ni tan influyente como Coco Chanel o tan revolucionario como Pierre Cardin, pero supo vestir a las mujeres más poderosas, a las actrices más deseadas y en general a muchos de los iconos de su tiempo.

Por encima de todo cortejó la imaginación de la gente, siempre atento a que el sueño de la moda no se perdiera en virguerías circenses y en mantener una inquebrantable fidelidad a un oficio que dominó como nadie. Embajador honorario de su país, ganador de todos los premios posibles, a Óscar de la renta le sobrevive su segunda esposa, Annette, y un prestigio forjado a base de inigualable ambición y dorado talento.

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