Siete militares integrantes de una patrulla del Ejército de México ejecutaron en forma sumaria a 15 sicarios que se habían rendido después de un enfrentamiento el 30 de junio pasado, cuando los hechos se saldaron con un balance de 22 muertos y un soldado herido, en el municipio Tlatlaya en el centro del país, concluyó el martes una investigación del Ombudsman federal.
Después de un breve enfrentamiento "de 5 a 10 minutos", en una bodega de ese municipio del Estado de México, 360 km al oeste de la capital, un grupo de 15 jóvenes armados se rindió y fueron ejecutados por los militares, indica la investigación del organismo autónomo Defensor del Pueblo (Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH).
La muerte de otros tres jóvenes no pudo ser establecida por los investigadores, debido a que los cuerpos fueron "manipulados", y genera una presunción de que también "fueron privados ilegalmente de su vida", indica el reporte.
El presidente de la CNDH, Raúl Plascencia, dijo en sus conclusiones, que "después de utilizar la fuerza pública para contrarrestar la agresión armada, y una vez estando rendidos los civiles, los elementos militares ingresaron a la bodega y a partir de una acción arbitraria, desproporcionada, innecesaria, y desapegada al sistema de derechos humanos, privaron de la vida arbitrariamente a 12 personas que se encontraban ahí, vivas, rendidas o heridas".
Además, la CNDH aseguró que el día de los hechos en Tlatlaya, se alteró la escena del crimen con la intención, "muy probablemente, de simular que las muertes habían ocurrido en un contexto de enfrentamiento".
Los militares mexicanos alteraron la escena del crimen para simular que todos los 22 muertos participaron del enfrentamiento: "los cuerpos fueron movidos de la ubicación en donde se encontraban y cambiados de posición, además de que se sustrajeron de la escena teléfonos y equipo de telecomunicación", concluyó la CNDH.
El Ombudsman federal pidió que los militares sean juzgados por autoridades federales y se indemnice a los familiares de las víctimas, solicita la colaboración al gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, para juzgar a "aquellos que ejecutaron, ordenaron o toleraron las acciones u omisiones descritas en la presente recomendación".
Los siete militares del Ejército de México habían sido detenidos el 26 de septiembre bajo investigación por "delitos contra la disciplina militar" cometidos en el operativo, desobediencia e infracción de deberes, en el caso del oficial al mando.
La pista una investigación periodística
Las detenciones fueron ordenadas una semana después de que organismos civiles de derechos humanos denunciaron que los militares habrían cometido "ejecuciones extrajudiciales" en el operativo.
La denuncia de los organismos humanitarios se basaba en una investigación periodística divulgada una semana antes, a mediados de septiembre, por la versión en español de la revista Esquire Latinoamérica, según la cual, el Ejército de México habría fusilado a los civiles armados, la mayoría jóvenes incluida una menor de 15 años de edad, después que se rindieron y fueron capturados vivos.
La investigación periodística partió del testimonio de una testigo, que el Ejército presentó como una de tres mujeres liberadas de un secuestro en la operación.
"Lo cometido por el Ejército en Tlatlaya son ejecuciones extrajudiciales y así deben ser investigadas por la justicia civil", dijo el día de las detenciones a la agencia Nóvosti Edgar Cortez, directivo del independiente Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD).
El 18 de septiembre pasado, la investigación de la revista Esquire Latinoamérica refutó la versión oficial, según la cual los delincuentes atacaron primero a los militares que patrullaban, quienes al repeler el ataque los mataron a todos.
Dos meses más tarde, Julia —su nombre no es el real—, testigo presencial entrevistada por Esquire, dijo que "fueron los soldados quienes dispararon primero, que los presuntos delincuentes respondieron, y sólo uno de los jóvenes murió en el enfrentamiento. Los demás se rindieron. En las horas siguientes, los soldados interrogaron a los 21 supervivientes y luego los mataron".
Los soldados pedían que se rindieran y los muchachos decían que les perdonaran la vida: "Entonces (los soldados) dijeron ¿no que muy machitos, hijos de su puta madre? ¿No que muy machitos? (...) Todos salieron. Se rindieron, definitivamente se rindieron", prosigue el reportaje.
El primer reporte oficial del operativo militar fue cuestionado con escepticismo por organismos humanitarios, un día después: "Estamos esperando un reporte oficial detallado sobre ese enfrentamiento en el cual el Ejército mató a 22 civiles armados y sólo sufrió un herido. No se han presentado evidencias", comentó aquel día a Nóvosti la directora ejecutiva del Instituto de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD), Rocío Culebro.
