Un niño palestino de 4 años murió en Gaza al tocar un proyectil lanzado por el Ejército israelí que no había estallado y que explotó al moverlo, según confirmó el portavoz del ministerio de Sanidad de Gaza, Ashraf al-Qidra.
El pequeño, Muhammad Sami Abu Jrad, de la ciudad de Beit Janún, en el norte de la Franja de Gaza, resultó gravemente herido a causa de la explosión y murió poco después en el hospital Al-Shifa de Gaza ciudad.
Este niño es la décima víctima mortal que provocaron los artefactos lanzados por Israel que no explotaron durante los bombardeos de la operación "Margen Protector", que duró 50 días.
Los proyectiles y otros tipos de munición que no estallaron y están diseminados por Gaza representan un gran peligro para los niños, que piensan que las bombas son juguetes.
A pesar de que los equipos de artificieros siguen trabajando en Gaza para desactivar los explosivos que quedaron esparcidos, los esfuerzos no son suficientes para evitar el peligro para los civiles.
Estos equipos de especialistas no disponen del material adecuado para desactivar todos los proyectiles, debido al bloqueo israelí, que impide la entrada de muchos productos necesarios.
En Gaza, aún quedan explosivos de las ofensivas israelíes de 2008-2009 y 2012. Un informe publicado por la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU en 2012 indicaba que entre 2009 y 2012, al menos 111 civiles -entre ellos, 64 niños- habían sido víctimas de la explosión de artefactos que no habían estallado cuando fueron lanzados.
