La semana trágica para el Ejecutivo de Shinzo Abe continúa con un tercer escándalo por uso indebido de fondos.
El ministro de Industria, Yoichi Miyazawa, ha tenido que admitir hoy que sus subordinados pagaron 18.230 yenes (170 dólares) en un bar sexual sadomasoquista de Hiroshima con dinero de la oficina. El local Mazan ofrece espectáculos con mujeres en ropa interior y atadas con cuerdas que reciben latigazos. Los clientes más entusiastas pueden intervenir, según la prensa local.
"El asunto ha salido inesperadamente", ha dicho Miyazawa en su tercer día en el cargo. El ministro ha explicado que se enteró del asunto por la prensa y reconocido que es cierto. "Juro que no he ido ahí, nunca he oído el nombre de ese bar", ha asegurado a la prensa. Mizayawa, sobrino del exprimer ministro Kiichi Miyazawa y primo del ministro de Exteriores Funio Kishida, no ha desvelado si dimitirá.
Shigeru Muta, secretario de Miyazawa, ha calificado el gasto de "muy inapropiado" al diario Japan Times, ha explicado que la visita en 2010 al bar fue de un miembro de su oficina y desvelado que se le pedirá que reingrese la suma. Los 18.230 yenes fueron etiquetados como "gasto de entretenimiento", por lo que el cliente no podrá ser perseguido penalmente al no haber faltado a la verdad.
Miyazawa ha sustituido esta semana al frente del ministerio a Yuko Obuchi, quien hubo de dimitir después de que se descubriera que su organización política había gastado fondos públicos en actividades ajenas al cargo como la compra de entradas de teatro para sus seguidores o de productos en los comercios de sus familiares.
Pocas horas después también dimitía Midori Matsushima, ministra de Justicia, por haber pagado con dinero público la fabricación de miles de abanicos de papel durante las elecciones.
El primer ministro Shinzo Abe ya tuvo que abandonar el poder en su primer mandato (2006-2007) por la concatenación de escándalos de corrupción que provocaron dimisiones e incluso un suicidio.
Su segundo mandato, que empezó en diciembre de 2012, había sido plácido hasta que esta semana se han acumulado tres escándalos.
La delicada situación del Ejecutivo llega en las vísperas de la prevista aprobación de decisiones impopulares como la subida del impuesto de compras o la reapertura de las centrales nucleares después del desastre de Fukushima.
