Un nigeriano procedente de Turquía murió el sábado en el aeropuerto de Barajas en Madrid mientras esperaba ser atendido por una sospecha de ébola, cuando en realidad los temblores que sufría tenían que ver con las bolas de cocaína que se habían roto en su estómago, según publica hoy el diario El Mundo.
El fallecido, que se desplomó temblando en la aduana de la Terminal 1, permaneció 50 minutos sin ser atendido a la espera de que llegase el equipo de enfermedades contagiosas dispuesto por Sanidad Exterior.
“Sanidad Exterior llegó al lugar en el que se encontraba el enfermo 50 minutos después del aviso dado por el Centro de Gestión Aeroportuaria (CGA), y eso que en la primera comunicación informaron de que tardarían 30 minutos”, señala el diario.
“Durante ese tiempo nadie había tocado al hombre que yacía en el suelo ante el riesgo de contagio”. Fuentes médicas precisaron a El Mundo “que la forma de salvar a un bolero es interviniéndolo quirúrgicamente de inmediato para retirar de su organismo los restos de las bolas de droga”.
Los especialistas encontraron al viajero en “estado postcrítico, inconsciente, con pulso débil, afebril y respirando con dificultad”. Además, tenía “una mancha de sangre en el hombro derecho, en la encía inferior de la boca y en la comisura de la boca”, pero descartaron el ébola.
AENA, la empresa pública que gestiona los aeropuertos españoles, dijo hoy que el caso era sospechoso de ébola y que se limitó a llamar a Sanidad Exterior.
Fuentes aeroportuarios habían informado a las autoridades que la mujer del viajero dijo que el fallecido llevaba cuatro años sin viajar a África, que radicaba en Alcalá de Henares, población cercana a Madrid, y que padecía epilepsia.
El nigeriano aterrizó en Madrid al filo de las 5 de la tarde. Falleció dos horas más tarde. Los sindicatos han pedido una investigación de los hechos.
