Un nuevo hallazgo de restos humanos a 20 km de la ciudad de Iguala, estado de Guerrero, en el sur de México, donde hace un mes fueron secuestrados y permanecen desaparecidos 43 estudiantes, ha sido reportado este martes por la prensa mexicana, aún sin confirmación oficial.
La información ha sido divulgada poco después de que el Procurador General, Jesús Murillo, anunció la tarde del lunes la captura de cuatro narcotraficantes del cartel Guerreros Unidos, que participaron de los secuestros junto con policías municipales.
Los cuerpos, cuya cantidad se ignora todavía, se suman a 30 cadáveres enterrados en una docena de fosas, según las autoridades –60 fosas de acuerdo con organismos humanitarios– hallados hasta la fecha, aún sin conexión con las desapariciones, mientras se esperan los dictámenes forenses en 15 días más.
Los nuevos restos fueron encontrados en un basurero municipal localizado en un cerro de Cocula, vecino de Iguala (200 km al suroeste), según los reportes de periodistas en el lugar, corresponsales de los diarios El Universal y la Jornada, de circulación nacional.
Forenses federales auxiliados por el Equipo Argentino de Antropología Forense Forenses –que colaboran en las investigaciones a pedido de los familiares– trabajan desde la tarde del lunes en lugar agreste llamado Puente Río San Juan de Cocula, en el norte de Guerrero, en una zona acordonada por las Fuerzas Armadas y policías federales, apoyadas por seis helicópteros.
"Tenemos indicaciones de no permitir el acceso a ningún medio", dijo un agente federal a los periodistas, que constataron el despliegue de agentes.
Cocula, que colinda con Iguala donde ocurrieron los ataques con los estudiantes, es "un lugar estratégico" en el tráfico de drogas que llega de la Sierra Madre del Sur hacia la región llamada Tierra Caliente de Guerrero, indica La Jornada.
De acuerdo con la investigación oficial, basada en la detención de 56 acusados, la noche del 26 de septiembre un grupo de 80 estudiantes de la Escuela Normal de maestros rurales de Ayotzinapan fueron atacados por policías municipales de Iguala aliados con narcotraficantes, con saldo de seis muertos, 20 heridos y 43 desaparecidos.
Las confesiones indican que la policía de Iguala, por orden del alcalde prófugo de José Luis Abarca, entregó a los secuestrados a policías de Cocula y narcotraficantes, que desaparecieron a los jóvenes hasta la fecha.
El procurador general de México, Jesús Murillo, anunció el lunes que se detuvo a cuatro nuevos acusados policiales y narcotraficantes.
Son "las primeras detenciones de quienes han confesado haber participado en la desapariciones y destino" de los secuestrados, lo que eleva a 56 la cantidad de arrestos, dijo Murillo, pero no mencionó el hallazgo de cuerpos.
Poco antes del anuncio del fiscal federal, el presidente Enrique Peña sostuvo su primera reunión con el nuevo gobernador del estado de Guerrero, Rogelio Ortega, quien reemplazó al renunciante Ángel Aguirre, dijo que su promesa es "dar con los responsables intelectuales y materiales de estos muy lamentables hechos".
Las autoridades de México y los familiares de 43 estudiantes desaparecidos han acordado esperar el dictamen de forenses argentinos, en 15 días más, para establecer si los cuerpos encontrados en las primeras fosas clandestinas halladas en cerros de Iguala pertenecen o no a los jóvenes secuestrados y desaparecidos desde hace un mes.
El sacerdote católico y líder humanitario Alejandro Solalinde, quien obtuvo y divulgó testimonios de presuntos verdugos de los 43 estudiantes desaparecidos, según los cuales fueron asesinados, algunos "quemados vivos y enterrados en fosas" clandestinas "en el norte de Guerrero", decidió el domingo apartarse del caso, por desacuerdos con algunos familiares que solo confían en los forenses argentinos.
