El Tribunal de Apelación de Gran Bretaña ha aceptado el recurso de un ex exiliado libio que acusa al gobierno y los servicios secretos británicos de colaborar en su traslado ilícito a Trípoli, donde fue torturado.
Abdel Hakim Belhaj alega que el anterior ministro de Exteriores, Jack Straw, y agentes del servicio de Inteligencia exterior MI6 son cómplices en su "entrega" a Libia en 2004. En el mismo vuelo secreto fue transportada su mujer marroquí, Fatima Bouchar, en contra de su voluntad.
Ambos fueron detenidos al aterrizar en Libia y, de acuerdo con la demanda presentada en los juzgados londinenses, Belhaj fue torturado por las fuerzas de seguridad del entonces presidente Muammar Gadafi.
El Alto Tribunal de Inglaterra había desestimado la querella de los demandantes al considerar que una vista pública en Reino Unido dañaría las relaciones internacionales del gobierno británico.
Los jueces de la Corte de Apelación han decidido por el contrario que la "gravedad" del caso justifica la continuidad del proceso, aunque ello implique tener que valorar la actuación de agentes de la CIA y sus homólogos libios.
"La cruda realidad es que si la Justicia inglesa no acepta jurisdicción en este caso, las gravísimas alegaciones contra el Ejecutivo nunca estarán sujetas a una investigación judicial", señala el texto del fallo dictado en la mañana del jueves.
Los jueces afirman que es de "interés público" someter a juicio al Gobierno y el MI6 en relación con las alegaciones de Beljah, quien responsabiliza directamente al todavía diputado Straw de su captura y traslado forzado a Libia.
Beljah ha expresado su "gratitud por la decisión de los jueces" que da luz verde a un proceso en Inglaterra. "El secuestro, la cárcel secreta de la CIA, la tortura en la cámara de Trípoli… todo es tan fresco y doloroso para nosotros como si nos hubiera pasado ayer".
Belhaj lideraba un grupo islamista opuesto a Gadafi antes de su rendición en 2004. Tras la caída del régimen dictatorial, en los ataques aliados, se descubrieron ficheros confidenciales en oficinas gubernamentales de Trípoli que parecen probar la complicidad del entonces gobierno laborista británico en el secuestro del matrimonio.
