La investigación federal sobre 43 jóvenes desaparecidos hace más de un mes en México, apunta a que fueron asesinados, calcinados y tirados a un río en Guerrero (sur), y coincide con la información ofrecida a la agencia Nóvosti por el sacerdote Alejandro Solalinde, dijo el lunes el fiscal Jesús Murillo.
"¿La versión del sacerdote Alejandro Solainde (ofrecida por primera vez a la agencia Nóvosti, el 16 de octubre y una semana después al fiscal) se comprueba?", preguntó la periodista Adela Micha, de la cadena noticiosa Imagen, en una entrevista exclusiva con el procurador federal Murillo.
El religioso "me presentó una hoja en donde me decía lo que dijo (a la prensa). Tuve que preguntarle sobre sus fuentes y por su profesión (sacerdotal) no reveló sus fuentes. Su versión es muy coincidente con el mensaje que le envían (sus sicarios) a Sidornio" (Casarrubias), jefe del cartel de narcotraficantes de los Guerreros Unidos aliados de alcalde de Iguala, respondió el Procurador.
Solalinde (67 años), ganador del Premio Nacional de Derechos Humanos 2012, obtuvo los perturbadores datos en confesiones de policías y testigos de los asesinatos, cometidos cerca de la ciudad de Iguala (200 km al sur), en el estado de Guerrero; y después de la revelación publicada, entregó los datos al fiscal, en una reunión en la que se hizo acompañar por la escritora premio Cervantes de Literatura, Elena Poniatowska (82 años).
"Tengo la certeza de que en ese lugar se asesinó y se quemó a un buen número de personas. Tengo indicios, como la declaración de (tres) autores materiales interrogados por separado", dijo Murillo en declaraciones a al noticiario de radio Imagen de cobertura nacional.
"Es una versión que fuimos a corroborar al terreno. Y encontramos que es exactamente como lo relató (un verdugo en su confesión). Hay muchos indicios de que fue homicidio, indicios plenos de que se asesinó a muchas personas. No hay la menor duda", enfatizó el fiscal.
Los familiares de los muchachos rechazan esa conclusión y afirman que el gobierno de Enrique Peña quiere dar por cerrado el caso, entre protestas salpicadas por algunos actos de violencia callejera.
Sin embargo, para saber que los restos corresponden a los jóvenes indígenas aspirantes a maestros rurales en la escuela de Ayotzinapa, Guerrero, "lo tenemos que investigar, de saber a plenitud quiénes son, no sabemos cuánto tiempo vamos a tardar pero vamos a llegar a la verdad", prometió.
Peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que trabajan en las pesquisas a pedido de los familiares y de la fiscalía decidieron enviar los restos a Innsbruck, Austria, que es el mejor laboratorio en esos casos.
"Es absolutamente natural la reacción de los familiares, la esperanza muere al último. No puedo matarles la esperanza. Si estuviera en su lugar (de los padres) estaría pensando lo mismo", dijo Murillo.
"Si he tenido momentos ingratos en mi vida es este. Es terrible decirle a alguien que su hijo está (muerto) en determinado lugar, pero sería peor no hacerlo", dijo Murillo.
"Los padres se quejan que buscamos en fosas, pero tengo la obligación de buscar en todos lados. Sólo cuando tuvimos detenidos a los autores materiales di la información", explicó el procurador.
Entre los restos "no había ropas, los quemaron con todo y a los asesinos los obligaron a quemar la ropa que llevaban, es de una gran perversidad", relató el titular de la procuraduría.
"El lugar donde encontramos los restos era una barranca profunda, lejos de la zona habitada (…). Ocurrió así, testigos dicen que algunos llegaron muertos o inconscientes", volvió a relatar.
La investigación es "la búsqueda más grande que se ha hecho en México (10.000 efectivos), la investigación está abierta", puntualizó.
