Las condolencias emitidas este miércoles por el papa Francisco en Roma, afirmando que lo sucedido a los estudiantes de Ayotzinapa, es un doloroso "asesinato", se recibieron con asombro en México donde el caso se considera todavía abierto.
"Quiero de alguna manera expresar a los mexicanos, a los aquí presentes, y a los que están en la patria, mi cercanía en este momento doloroso de la legal desaparición, pero sabemos, del asesinato de los estudiantes", dijo el jerarca católico en un mensaje recibido con aplausos.
"Se hace visible la realidad dramática de toda la criminalidad que existe detrás del comercio y tráfico de drogas, estoy cerca de ustedes y de sus familias", dijo Francisco en español, en un mensaje para peregrinos en la Plaza de San Pedro, la mayoría procedente de México, Argentina y España.
La alocución dirigida a los familiares de los jóvenes de origen indígena que fueron atacados por policías y narcotraficantes aliados en la ciudad de Iguala, Guerrero (sur de México), fue hecha por el papa en la audiencia semanal de los miércoles en la Plaza de San Pedro.
El 29 de octubre, el papa había dicho que México "sufre por la desaparición de sus estudiantes"; pero esta vez dio un paso más, al considerar como un "asesinato" los secuestros en Iguala, la noche del 26 de septiembre, tras los ataques a balazos a dos autobuses repletos de alumnos rurales, con un saldo de 6 muertos y 20 heridos.
El papa es el segundo líder mundial que asume el caso como un asesinato en masa, luego de que el presidente de Bolivia, Evo Morales, expresara el martes su solidaridad con "las familias de los 43 normalistas que perdieron la vida".
En México se recibió con sorpresa el mensaje: "El papa en su declaración solidaria se equivoca, al considerar a los jóvenes como asesinados, porque para los organismos internacionales, mientras no aparezcan las evidencias, siguen siendo desaparecidos", dijo a Nóvosti el sociólogo Rubén Aguilar Valenzuela, exjesuita y experto mexicano en temas del Vaticano.
El analista que estuvo 15 años en la Compañía de Jesús, donde también se formó Francisco, afirma que considerar a los estudiantes como desparecidos es lo correcto "aunque tengamos la convicción íntima, por los indicios de las investigaciones, de que se trata de crimen masivo de lesa humanidad".
"Sin embargo, el papa argentino acierta al invitar de esta manera a los padres y madres de las víctimas a encabezar un movimiento que evite para siempre que estos hechos vuelvan a ocurrir, denominado Nunca Más", puntualiza Aguilar Valenzuela, profesor de ciencia política de la Universidad Iberoamericana (UIA, jesuita).
La mayoría de la prensa mexicana enfatizó en sus titulares la solidaridad del papa, pero eludió la definición que hizo del caso como "asesinato", dejando atrás la noción de "desaparición".
La periodista Carmen Aristegui, presentadora del noticiario MVS consideró "muy fuertes" las frases del papa, por haber sido emitidas a pocas horas de que el Equipo de Argentino de Antropología Forense, que ayuda a las pesquisas a pedido de los familiares, reveló que no ha podido encontrar identificaciones en tres hallazgos de los restos.
La fiscalía federal anunció al mismo tiempo que acordó con los forenses argentinos enviar este miércoles el tercer descubrimiento de restos humanos a la Universidad de Innsbruck Austria.
Esos huesos calcinados fueron hallados por las confesiones de tres sicarios que declararon haber asesinado, quemado y lanzado a un río los restos en ocho bolsas, de las cuales fueron recuperadas dos.
Los familiares, los estudiantes de la escuela de maestros rurales, y sectores indignados de la sociedad civil, rechazan esa línea de investigación y levantan la consigna "¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos¡", entre brotes de violencia.
