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Marcha de decenas de miles por 43 desaparecidos en México termina con disturbios

© REUTERS / Bernardo MontoyaMarcha de decenas de miles por 43 desaparecidos en México termina con disturbios
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Una caravana de decenas de miles de familiares y compañeros de 43 estudiantes desaparecidos de la escuela rural de maestros de Ayotzinapa recorrió tres regiones de México durante una semana, y culminó con disturbios en la capital al anochecer de este jueves, día del 104º aniversario del inicio de la Revolución Mexicana.

Una caravana de decenas de miles de familiares y compañeros de 43 estudiantes desaparecidos de la escuela rural de maestros de Ayotzinapa recorrió tres regiones de México durante una semana, y culminó con disturbios en la capital al anochecer de este jueves, día del 104º aniversario del inicio de la Revolución Mexicana.

Unos 30.000 manifestantes acudieron a apoyar la protesta –según datos del Gobierno de la Ciudad de México–, en la que predominó gente vestida de negro y miles de jóvenes animosos portando carteles con los rostros de los jóvenes indígenas que fueron secuestrados hace casi dos meses en Iguala, Guerrero (sur), y se teme que hayan sido asesinados.

La caravana partió de tres puntos emblemáticos para las protestas en México: el monumento al Ángel de la Independencia, frente a la embajada de EEUU; la plaza de Tlatelolco, donde en 1968 fueron masacrados unos 200 estudiantes; y el Monumento a la Revolución de 1910.

Miles de manifestantes marcharon a la vez en varias ciudades del país con el mismo eslogan: "¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!", y el grito de "¡Justicia!"

Al anochecer, las tres marchas, con unos 10.000 inconformes cada una, entraron en la principal plaza política del país, el Zócalo frente al Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, en el acto principal de la jornada global de protestas contra la violencia.

En el centro de la plaza, una figura de papel del presidente mexicano fue quemada con el grito reiterado de "¡Fuera Peña!".

Los organizadores, entre quienes destacaron algunos religiosos católicos, rechazaron los brotes de violencia de jóvenes que se autodenominan "anarquistas", a quienes algunos activistas humanitarios consideran como "infiltrados del gobierno".

La mayoría pacífica no pudo evitar que varios disturbios provocados por pequeños grupos de encapuchados, armados con bombas molotov, ocurrieran en varias ciudades mexicanas, incluida la capital, con saldo preliminar de una decena de heridos, entre ellos tres policías.

Cocteles molotov contra Palacio Nacional

Al final de la caravana principal, algunos jóvenes con los rostros cubiertos saltaron las vallas que protegían el Palacio Nacional, lanzaron botellas incendiarias, piedras y cohetones artesanales, que prendieron el pavimento.

Los rijosos fueron repelidos por decenas de antimotines con gases lacrimógenos, con saldo de dos manifestantes heridos y tres periodistas golpeados.

Antes de la marcha principal, cerca del aeropuerto capitalino, un par de centenares de encapuchados intentaron bloquear el acceso y lanzaron cocteles incendiarios que alcanzaron a tres policías, y una docena de manifestantes fue detenida.

Los disturbios sin víctimas mortales también fueron reportados en otras ciudades como Tepoztlán, Campeche, San Cristóbal de las Casas y Chilpancingo.

"El propósito de la caravana es fortificar y articular el movimiento" por el fin de la violencia en México, dijo a la prensa Omar García, un líder de los jóvenes de Ayotzinapa y sobreviviente de los ataques de hace casi dos meses.

El día de protesta nacional recibió expresiones de apoyo desde ciudades de EEUU, Argentina, Italia, España, Dinamarca, Alemania y Australia, entre otros países.

Crispación política

En un clima crispado por la peor crisis política del gobierno de Enrique Peña, por las masivas violaciones a los derechos humanos y la violencia del crimen, esta ha sido la cuarta manifestación nacional de protesta por la masacre cuyo desenlace aún no llega.

El Gobierno suspendió por primera vez el desfile anual que conmemora la revolución social de los caudillos campesinos y militares de principios del siglo XX, que puso fin a la dictadura de Porfirio Díaz, y ha advertido que no tolerará más actos de violencia.

A cambio del desfile militar, el mandatario otorgó ascensos militares en un campo militar junto a la residencia Presidencial, donde dijo que los mexicanos dicen "no a la violencia".

México "está dolido, y el único camino para aliviar este dolor es el de la paz, la justicia y la aplicación de la ley", dijo el Presidente antes de la protesta.

El mandatario reprocha que, al amparo de estas protestas y el dolor de los familiares, se movilicen grupos violentos en un plan por "desestabilizar al país".

La organización Amnistía Internacional exigió al Presidente reconocer que los sangrientos ataques en Iguala, no son aislados sino un "crimen de Estado".

La crisis política ha alcanzado a las izquierdas, debido a que la ciudad de Iguala y el estado de Guerrero, infestado por pandillas del crimen organizado, son gobernados por el Partido de la Revolución Democrática (PRD, centroizquierda), que en esta crisis ha sido aislada de los movimientos contestatarios.

El 26 de septiembre, según confesiones de sicarios detenidos, los 43 desaparecidos fueron quemados y sus restos lanzados a un río en ocho bolsas, de las cuales fueron localizadas dos, que han sido enviadas a la Universidad de Innsbruck para la identificación.

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