Según el Tribunal de Cuentas de la Federación Rusia, las zonas especiales designadas por el gobierno para el negocio del juego, no están amortizando la inversión efectuada.
Las empresas del sector no se han mostrado sorprendidas y es que la creación de estas zonas especiales fue una decisión meramente política en la que el factor económico no se tomó muy en cuenta. Por no decir que en la legislación vigente, todo empresario sin escrúpulos ha podido encontrar su atajo para que su negocio pueda florecer al amparo de la ilegalidad.
Todos continuaron sus actividades… de un u otra forma
Los datos del Tribunal de Cuentas son claros: en la creación de estos lugares especiales para el juego fueron invertidos más de 1.400 millones de rublos, pero los ingresos tributarios por esta actividad no superan el 7%. Esto no es una sorpresa, teniendo en cuenta que de las cuatro zonas planeadas, sólo una ha sido creada: “Azov-City”, donde por el momento únicamente funcionan dos casinos.
Los auditores del Tribunal de Cuentas se lamentan: “El rendimiento de la inversión del Estado en la creación de la zona “Azov-City” ha entrado en cifras negativas”.
Y eso que los funcionarios públicos tuvieron tiempo de sobra para organizar el sector del juego. La ley federal Nº244 “De la regulación estatal de la actividad y la organización de los juegos de azar y enmiendas en actas legales de la Federación Rusa”, aprobada en 2006, prohíbe desde el 1 de julio del 2009 el juego de azar en toda la geografía nacional, a excepción de la zonas habilitadas especialmente para este fin.
Pero en lugar de trasladar los clubes y los casinos, sus dueños prefirieron cerrarlos o continuar con las actividades de forma ilegal. Una de las principales razones es que el castigo por la violación de la ley era más que suave. La primera infracción se castiga con una suma equivalente a los 1 200 euros… Para el propietario de un casino es una bagatela.
Y son los abundantes huecos legales los que permiten trabajar al límite de la legalidad a la industria del juego. Por ejemplo, un casino puede continuar sus actividades bajo la simple tapadera de un club de póquer deportivo. Sin embargo, aún es más sencillo abrir un casino en Internet, registrándolo como extranjero, donde se puede jugar libremente a la ruleta o al mismo póquer. Las apuestas se pueden pagar con tarjeta de crédito con cualquier sistema de pago por Internet.
Los órganos policiales han señalado que tras la prohibición del juego, la cantidad de casinos virtuales en Moscú ha aumentado en un 150%. En cualquier caso, a comienzos del 2010 los profesionales del sector ya reconocieron extraoficialmente que el 90% de los centros de juego de azar han continuado con sus actividades de una u otra forma.
Los jugadores abandonan las salas
Pero los casinos virtuales y el póquer en red son juegos para jugadores de corte menos mundano y más intelectual. Por otra parte, los lugares que cuentan con máquinas tragaperras sencillamente han cambiado sus carteles.
“Esta ley no afecta a las loterías y las bolsas, aclara el vicepresidente de la Asociación de los empresarios de juego, Vladimir Iliushin. Este hecho fue aprovechado por muchos empresarios, ya que en el texto de esta ley hay algunas frases susceptibles de ser interpretadas libremente. Por ejemplo, el equipamiento necesario para la lotería no se especifica ni se reglamenta en ninguna parte”.
De esta forma, los múltiples locales de máquinas tragaperras de repente se convirtieron en salas de lotería instantánea.
La situación, en opinión de expertos, cambió radicalmente después de que, el pasado verano se introdujera una ley de responsabilidad criminal por la organización de casinos ilegales.
“Ahora se ha adoptado una ley de enjuiciamiento criminal muy dura y por regentar un negocio de juego ilegal se puede recibir una condena de seis años de cárcel, - comenta el presidente de la sociedad anónima “Loterías de Moscú”, Igor Dines. – Un riesgo muy grande que les ha parado los pies a muchos. Por este motivo, el desorden que se venía observando en el sector del juego es poco probable que vuelva”.
Además, después de que el juego se hundiera en la ilegalidad, el jugador comenzó a abandonarlo. “La cantidad de gente dispuesta a jugar es sensiblemente menor a la que había hace cinco años”, puntualiza Dines.
Es mejor no hacer nada que hacer las cosas a medias
Sin embargo, la reducción de la capacidad de maniobra del negocio ilegal no ha servido para aumentar el interés de los empresarios por las zonas oficiales de juego. Las causas principales son dos: la accesibilidad de las mismas y las reglas del juego.
Se ha planificado la construcción de locales de juego en las regiones de Altai, Primorie, Krasnodar y Kaliningrado. El problema es que los terrenos elegidos se encuentran en lugares deshabitados y carentes de toda infraestructura, inclusive la de transporte. Es evidente que el dueño de unas máquinas tragaperras no se trasladará allí, así como tampoco lo hará el de un casino de tamaño medio. El gasto para hacerlo es demasiado grande.
“Las zonas de juego se pensaron para atraer a los grandes inversores, que se encargarían de construir toda una ciudad para la diversión, con sus parques infantiles, tiendas, salas de conciertos y casinos”, aclara el presidente de la Asociación nacional de apostadores, Oleg Zhuravski. Este tipo de inversor existe, es cierto, pero no en Rusia, sino en el extranjero. Y en su camino también se vuelve a cruzar la ley 244”.
La creación de este tipo de centros de ocio exige un enorme esfuerzo inversor a ser amortizado en muchos años. “Pero la ley pone bien claro que los terrenos se arriendan a diez años. Lo que ocurrirá después, entra en el terreno de lo desconocido. Por ejemplo, la zona meridional estaba compuesta por dos regiones: Krasnodar y Rostov. La última recientemente ha sido excluida del plan, a pesar de que la gente ya había comenzado algunos trabajos…”, apunta Vladimir Iliushin.
Además, de acuerdo con la ley, cualquier empresario puede adquirir una concesión en estas zonas de juego. Los grandes inversores no están muy de acuerdo con que los frutos de sus esfuerzos los aprovechen sus competidores, y encima de menor nivel. Oleg Zhuravski opina que “ningún inversor dispuesto a invertir 5 000 millones de dólares en un complejo de ocio, va a ver con buenos ojos que a su lado comiencen a florecer pequeños bares con máquinas tragaperras y sospechosos locales con alguna mesa de juego, aprovechando la coyuntura y las infraestructuras creadas por él”.
Mejor aquí que en Montecarlo
En cualquier caso y a pesar de todos sus defectos, la idea de las zonas de juego no es del todo mala y no conviene descartarla. Un cambio radical en la concepción del juego en Rusia todavía confundirá más a los potenciales inversores y también a los jugadores. Simplemente hay que corregir algunos detalles para hacer de estos proyectos algo atractivos comercialmente.
Según Oleg Zhuravski, “la primera cuestión es el traslado de las zonas de juego a las áreas más atractivas hacia las que inversores muestren mayor interés. Es de cajón que no se puede planificar una de estas zonas en lugares en medio de ninguna parte”. Pero sí que se podrían ubicar en sitios turísticos como la región de Anapa (sobre la costa del Mar Negro), con gran potencial para estas actividades.
Una Zona de juego es una parte del territorio de la Federación Rusa dedicada a la organización del juego de azar. Las fronteras de estas zonas están fijadas de acuerdo con la ley federal correspondiente.
La opción ideal sería ubicarlas en la provincia de Moscú, pero es poco probable que esto se produzca.
“Yo estoy por la creación de zonas alrededor de Moscú, donde se pueda abrir un par de grandes casinos”, - opina Igor Dines.- De esto todo el mundo saldría ganando: la ciudad donde esté el centro, porque recibiría un sustancial montante de impuestos, y los jugadores que tendrían su centro en un lugar accesible. En Moscú hay una gran cantidad de gente con dinero, dispuesta a jugárselo y siempre es mejor que se lo jueguen aquí que en Montecarlo”.
Además, los profesionales del sector centran su atención a las nuevas instalaciones olímpicas construidas para los juegos de invierno de Sochi en 2014. “Una de las principales cuestiones que no ha sido solucionada en casi ningún lugar es la utilización de la infraestructura olímpica. La apertura de una zona de juego sería una salida buena para todos”, concluye Igor Dines.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
