La elección de candidato agota a los republicanos

Como era de esperar, los republicanos se enfrentan a muchos problemas durante la carrera electoral en EEUU.

El moderado Mitt Romney tenía todas las posibilidades de convertirse en el candidato oficial en el congreso del partido en agosto, pero fracasó estrepitosamente en las primarias en Carolina del Sur. Las ganó el conservador Newt Gingrich, que reunió casi un 13% de los votos más.

Procrastinación republicana

Pero esto no es todo. En Iowa, donde a principios de enero arrancó la elección del candidato republicano, han vuelto a contar los votos y resulta que el que triunfó allí no fue Romney, sino el ex senador Rick Santorum, que reunió 34 votos más.

Por lo tanto, el ex gobernador de Massachusetts ya no es el primero, se ha quedado segundo. La lista de los candidatos por ahora la lidera el ex portavoz de la Cámara Baja, Newt Gingrich, por el que apuestan los conservadores del movimiento de derecha radical Tea Party.

Éste es precisamente el problema de los republicanos, que esperaban que las primarias en Carolina del Sur aclarasen la situación en torno al candidato oficial pero en cambio la complican  más todavía.

La actitud que acompaña a la acción de postergar actividades o situaciones que deben atenderse se llama en psicología procrastinación. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil y estresante. En fin, un estado muy desagradable.

El Gran Viejo Partido, como se denomina a menudo a los republicanos en EEUU, se ha volcado en la búsqueda de su candidato ideal y ha abandonado por completo la lucha electoral contra el actual inquilino de la Casa Blanca, cosa que no puede dejar de alegrar a Barack Obama.

El presidente actual, mientras tanto, inició su propia campaña oficial el pasado 24 de enero con un discurso ante el Congreso y el tradicional informe sobre el Estado de la Unión, que contiene nuevas propuestas para la estabilización y el desarrollo de la economía nacional.

Tras presentar de esta manera su manifiesto electoral, Obama viajará por varios estados, aprovechando, como es natural, su condición de presidente para ganarse al electorado.

Los triunfos pasajeros

Cabe señalar que el fracaso en Carolina del Sur no es una catástrofe para Romney. Tampoco una victoria aplastante y definitiva para Gingrich. Ninguna carrera presidencial en Estados Unidos ha estado libre de estos bruscos virajes, especialmente durante las primarias.

Carolina del Sur es un estado ultraconservador. Aquí votan con el ‘corazón indignado’, tan característico de los activistas republicanos en el sur. De modo que el liderazgo de Gingrich a escala nacional puede ser pasajero.

Según expresó un editorial en el New York Times, Newt Gingrich “llevó la campaña al sumidero y allí encontró un gran apoyo”. Es feo por parte de los yankis hablar así de los sureños, pero hay que reconocer que la aseveración es cierta.

Los propios dirigentes del Partido Republicano están algo confusos, ya que a ellos también les asusta el radicalismo de Gingrich. Pero más les asusta el hecho de que no se podrá, según se hace evidente, solucionar rápido el asunto: al partido le espera un maratón agotador e innecesario para designar al candidato oficial. La última semana de enero los debates continuarán en Florida, donde el 31 de enero se celebrarán las próximas primarias.

Aunque Florida también es el “sur profundo”, allí difícilmente se repitirá lo ocurrido en Carolina del Sur. El ‘estado soleado’ es un territorio electoral muy especial ya que en los últimos decenios fue poblándose con los americanos procedentes del Norte y la Costa Este. Este proceso migratorio es tan acentuado que desde el punto de vista político dificilmente se puede llamar a este estado “del sur”. Además, aquí uno de cada diez habitantes es latino. Y los estadounidenses hispanohablantes no suelen apoyar a los radicales que proponen endurecer las leyes sobre la inmigración y la naturalización en EEUU. Por lo tanto, Florida seguramente devolverá el liderazgo, aunque no absoluto, a Romney.

Corren rumores de que la lista de los candidatos republicanos se podría acortar antes de las primarias en Florida. Es posible que la abandone Rick Santorum que se está quedando sin recursos para continuar la carrera. El mismo problema en breve deberá afrontar el congresista Ron Paul, que tal vez se vea obligado a abandonar a mitad de camino. Y mientras, los fondos electorales de Gingrich engordarán tras su victoria, aunque no superarán a los de Romney. 

También existe la posibilidad de que a mitad de carrera aparezca un candidato inesperado. Algunos medios conjeturan que éste podría ser el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, hijo y hermano de dos presidentes de EEUU. Es posible, aunque muy poco probable.

Para mayor alegría de Obama

Los demócratas siguen con comprensible regocijo los enfrentamientos internos de los republicanos, que no paran de sacar a la luz los trapos sucios.
 
Por insistencia de Gingrich, el 24 de enero Mitt Romney reveló sus declaraciones de la renta de 2010 y 2011. Resulta que la tasa de impuestos de Romney es inferior a la de la mayoría de los asalariados estadounidenses porque la mayoría de sus ingresos provienen de ganancias de capital sobre inversiones. Conforme al código fiscal estadounidense, las ganancias de capital se gravan al 15%, en comparación con una tasa impositiva máxima de un 35% para los asalariados.

Romney es el candidato republicano más rico, su fortuna se estima en más de 200 millones de dólares. Gingrich tampoco es pobre, sus ingresos anuales ascienden a 3,1 millones de dólares, pero tiene que pagar el doble de impuestos que su rival político, un 31%.

Romney demostró que no infringe la legislación fiscal pero ¿cómo convencer a los electores de que voten a alguien que gana más y paga menos en tiempos de recortes salariales y demás problemas financieros?

A modo de justificación, Romney anunció que dona hasta 10% de sus ingresos a a la Iglesia mormona, a la que pertenecen el candidato y su esposa.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI