El Año del Gran Terror

© Foto : Valeriy ZhuravlevMonumento en homenaje a las víctimas de la represión política
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Hace 75 años, en la Unión Soviética comenzaron las represiones políticas masivas más implacables y sangrientas ocurridas en toda la historia del país.

Parte 1

Hace 75 años, en la Unión Soviética comenzaron las represiones políticas masivas más implacables y sangrientas ocurridas en toda la historia del país.

Para el poder soviético, 1937 fue un año conmemorativo porque coincidió con el 20º aniversario de la revolución bolchevique de 1917, y también con la institución de la Comisión Extraordinaria de Toda Rusia o Cheká, “la espada de castigo del partido”.

Los líderes bolcheviques crearon la Cheká para aplastar la contrarrevolución y el sabotaje en el país, y  en 1934, este organismo recibió el nombre de Comisariado del pueblo para asuntos internos (NKVD, por sus siglas en ruso).

Durante una reunión plenaria (pleno) del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) del 23 de febrero al 5 de marzo de 1937, el entonces líder soviético, Iósif Stalin, pronunció un discurso sobre “las defiencias de las medidas y del trabajo del partido para la liquidación de los trotskistas y sus secuaces”.

Como enemigos principales del estado soviético fueron declarados los trotskistas, que se convirieron en “una banda sin principios e ideales de saboteadores, espías y asesinos supuestamente financiados por los servicios de inteligencia extranjera", como dijo en una ocasión Stalin.

Ante el NKDV fue planteada la tarea de aniquilar a “los enemigos del pueblo”.

Durante todos los años de su existencia, el estado bolchevique estuvo acompañado de sangrientos procesos políticos, pero por primera vez desde los tiempos de la Guerra Civil en Rusia (1918-1920), el terror fue declarado como prioridad en la política interna de la URSS.

Stalin exigió sustituir los métodos de la discusión y el debate político por metodos nuevos, como la intransigencia total y la violencia.

Listas de condenados a la pena de muerte

En esa misma reunión, el jefe del NKVD, Nikolai Yezhov, presentó para su aprobación, la primera lista de “enemigos del pueblo” que a su juicio, merecían ser  fusilados, en procesos controlados por el Tribunal Supremo Militar Soviético.

Posteriormente, esto se convirtió en una práctica, tras el visto bueno del propio Stalin y sus colaboradores inmediatos, estas listas, aprobadas también por la cúpula del PCUS eran remitidas a los tribunales militares, que simplemente corroboraban las sentencias ya establecidas con anterioridad por Stalin y la cúpula comunista.

Entre 1937 y 1938, al menos 400 listas con los nombres de más de 40.000 personas fueron remitidas a tribunales militares.

El NKVD obtuvo atribuciones ilimitadas para “desenmascarar y aniquilar a los trotskistas y otros agentes fascistas” aplicándolos incluso sin ninguna compasión contra los comunistas que participaron en el Pleno comunista de 1937 que les otorgó esas atribuciones.

De 73 comunistas miembros del comité central que intervenieron con discursos, 56 fueron fusilados en el curso de los dos años siguientes.

En realidad, ya antes del Pleno, el 21 de febrero de 1937, el Departamento General de Seguridad del NKVD de la URSS aprobó una directiva sobre la necesidad de acelerar el proceso para desmantelar las organizaciones trotskistas, subversivas y de espionaje.

Considerados como un flagelo mayor, desprovistos de objetivos claros y fronteras concretas, y por esta misma razón, extremadamente peligrosos, los trotskistas debieron ser perseguidos en toda la URSS sin piedad.

“Camaradas, ciudadadanos del gran país soviético! en estos casos es poco con  aprobar resoluciones severas o tener mucha precaución. No es suficiente buscar con perseverancia a esos enemigos intrometidos en nuestras vidas. No necesito escuchar muchas palabras para reconocer al enemigo. Lo descubro porque tienen un brillo extraño en sus ojos!”, con esta frase respondió el escritor ruso Alexsei Tolstoi, la petición del partido de combatir a los emigos del pueblo.

Y su ejemplo fue seguido por muchos exponentes de la intelectualidad soviética que con todo ardor participaron en esta campaña. Los periódicos informaban sobre manifestaciones de apoyo a las acciones para desenmascarar a los enemigos del pueblo, sobre reuniones y resoluciones de trabajadores en las que pedían “fusilar como perros rabiosos” a los adversarios del poder soviético.

Y mientras en el país avanzaban procesos sonados como “el centro paralelo trotskista antisoviético”, el caso “Bujarin-Rikov", o la “Confabulación Fascista-Militar en el Ejercito Rojo”, sin mucha propaganda pero de forma mucho más amplia seguía en marcha la llamada “erradicación”.

Ningún otro año del gobierno de Stalin se pudo comparar a 1937 en la aprobación  y legalización de todo tipo de documentos para ampliar  y estimular las posibilidades del sistema de castigo y represión.

A juzgar por los documentos publicados, en 1937 aparecieron actas, instrucciones y directivas relacionadas con las represiones políticas, cada semana.

Pasado un mes tras el Pleno de febrero, los servicios de seguridad adoptaron medidas represivas en casi todas las esferas de la vida del pueblo soviético.

Finalmente, los “chekistas” (agentes del NKVD) obtuvieron la autorización oficial para aplicar torturas a partir de un telegrama cifrado aprobado por el mismo Stalin. “El Comité Central del PCUS explica que la aplicación de la fuerza física en la práctica del NKVD está autorizada desde 1937. La experiencia demuestra que ésta práctica da resultados y acelera el proceso para desmascarar a los enemigos del pueblo”.

El plan de las represiones

El 29 de junio de 1937, el paroxismo de denuncias antisoviéticas ocurrió durante otro Pleno del Comité Central del PCUS, en el que el jefe del NKVD Nikolai Yezhov denunció un “complot existente en todos los niveles del Partido y Estado”.

A consecuencia, se aprobó el decreto que autorizó a grupos compuestos por solo tres representantes de los organismos competentes (troikas) para dictar condenas a muerte.

El 2 de julio fue aprobado el decreto “Sobre los elementos antisoviéticos”, que estableció que las autoridades regionales debían registrar en un plazo de cinco días a todos los criminales y los ciudadanos que habían regresado a la URSS desde el extranjero, con el fin de ordenar el arresto inmediato y el fusilamiento de los “elementos más peligrosos”.

Mientras que los menos peligrosos, fueron deportados, según la disposición del NKVD.

Estas personas fueron consideradas como los principales ideólogos de sabotajes y la actividad antisoviética.

El 30 de julio de 1937, Yezhov firmó la directiva número 00447 sobre la represión de los “elementos antisoviéticos” y "criminales” que estableció dos categorías de ciudadanos soviéticos de tenían que ser sometidos a represión.

La primera categoría abarcaba a “todos los elementos antisoviéticos más hostiles”, que debían ser “arrestados inmediatamente” y posteriormente, condenados al fusilamiento por troikas.

La segunda categoría abarcó los “elementos menos peligrosos, pero hostiles”. Se estipuló la posibilidad de condenarles a ocho o diez años de prisión.

Las autoridades locales fueron las que trazaron la línea divisoria entre “los más hostiles” y “menos peligrosos”.

Se decidió iniciar esta operación en todas las repúblicas de la URSS el 5 de agosto de 1937 y finalizarla dentro de cuatro meses.

Según la directiva, el número de las personas que debían someterse a la represión planeada ascendió a 268.950, de las que se preveía condenar al fusilamiento a 82.700 personas.

Este número no incluía a los miembros de la familia de las víctimas de represiones, pues había otros documentos que estipulaban el destino de estas personas.

La directiva asimismo dio luz verde a las autoridades locales para aumentar el número de “enemigos del pueblo” en caso de que lo estimaran necesario y recibieran previa aprobación de Moscú.

Fue entonces cuando empezó una macabra competición. Los dirigentes regionales empezaron a solicitar la autorización de Moscú para someter a represión a más “elementos antisoviéticos”. El 8 de septiembre de 1937, Yezhov informó a Stalin sobre los primeros resultados de la operación.

Según los datos al 1 de septiembre de 1937, transcurrido menos de un mes desde inicio del cumplimiento de la directiva 00447, habían sido detenidas 146.225 personas (el 54,37% del número planeado). 31.530 de estas víctimas fueron condenadas al fusilamiento, 13.669 quedaron en la cárcel.

Desde los finales de octubre hasta el diciembre de 1937, Yezhov aprobó la represión adicional de 68.000 personas de la primera categoría y 47.000 personas de la segunda.

Según los datos oficiales, en virtud de la directiva 00447, en 1937, más de 790.000 ciudadanos soviéticos fueron sometidos a represión.
Pero el NKVD lo consideró insuficiente y el 31 de enero de 1938, se aprobó la propuesta de continuar las represiones de “elementos antisoviéticos”.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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