La mayoría de la población rusa y la mayor parte de los electores, que votaron al nuevo presidente en las elecciones del pasado 4 de marzo, son mujeres.
Los estudios sociológicos revelan que la actitud con respecto al candidato electo, Vladimir Putin, difiere mucho de las mujeres a los hombres en Rusia, superando la popularidad entre estas en 15 puntos porcentuales la que goza entre aquellos. En este sentido solo el líder del Partido Liberal Democrático, Vladímir Zhirinovski, se parece al nuevo presidente ruso, aunque las preferencias de los votantes en función de su sexo con respecto a él son inversas.
Sería curioso saber qué candidato hubiese triunfado en caso de haber votado solo los hombres. Hace tan solo un siglo en Rusia, como en muchos otros estados del mundo, las mujeres no tenían derecho al voto. Las sufragistas, que reivindicaban el derecho de las mujeres a participar en las elecciones, necesitaron casi 200 años para conseguir la igualdad con los hombres en este aspecto. El 11 de septiembre de 1917 entró en vigor en Rusia la disposición del Gobierno Provisonal sobre las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, el supremo órgano legislativo en aquel entonces, que introducía el “sufragio universal sin distinción de sexo”. En Gran Bretaña, por ejemplo, las mujeres obtuvieron el derecho a voto sólo en 1928.
Una semana antes de celebrarse las presidenciales, el Centro de Estudio de Opinión Pública de Rusia (VTsIOM) pronosticaba que Putin reuniría un 56% de los votos. Según el sondeo, le iban a votar el 48% de los hombres votantes y el 62% de las mujeres. Los resultados del sondeo realizado por la fundación Opinión Pública en los últimos días de febrero arrojaban que el 43% de los hombres y el 58% de las mujeres que iban a participar en las elecciones votarían a Putin. El Centro Levada había formulado la pregunta a los encuestados entre los días 17 y 20 de febrero de la siguiente manera: “¿Si las elecciones del presidente de Rusia se celebrasen el próximo domingo, participaría en ellas? ¿A qué político actual votaría en el caso de participar?” El 35% de los hombres y el 48% de las mujeres contestaron que votarían a Vladimir Putin.
El “discreto encanto” de Putin
Las sociólogas no se muestran sorprendidas ante esta enorme brecha entre las preferencias políticas en función del sexo de los votantes. La directora de programas regionales del Instituto Independiente de Política Social, Natalia Zubarévich, comenta que Putin tiene la imagen de zar y patriarca, de alguien que es capaz de resolver cualquier problema: "El comportamiento de la mujer rusa incluye tradicionalmente patrones muy patriarcales, como el marido sustentador de la familia o la mujer que se esconde detrás de sus anchas espaldas", señala la experta, "por lo que la independencia de la mujer como impulsora de la economía o como una persona que toma decisiones resulta menoscabada”.
La directora del Centro ruso para el Estudio de las Élites, Olga Krishtanovskaya, está de acuerdo con su colega: “Las mujeres somos más conservadoras, siempre pretendemos conservar el status quo”. Al mismo tiempo, no cree que las mujeres estén dispuestas a votar a cualquier líder político al que estén acostumbradas. La personalidad de Putin tiene un papel importante. La politóloga considera que Putin posee un carisma masculino, un discreto encanto y un sentido de humor específico que gusta a las mujeres.
Un antiguo compañero de trabajo de Vladimir Putin ha revelado a Krishtanovskaya que ya en la época soviética se daba por sentado que el fuerte del actual presidente electo ruso era el arte que tiene para trabajar con las mujeres, especialmente las maduras.
“Hace años realicé un estudio sobre la imagen del Comité de Seguridad Estatal (el KGB, por sus siglas en ruso) entre la población", explicó Krishtanovskaya. "Si los hombres solían percibir de un oficial de KGB cierta amenaza, las mujeres, en cambio, veían en esta figura a un superman, un hombre misterioso que posee un conocimiento secreto y, sin duda, muy viril”.
De manera que la llamada clase creativa puede burlarse lo que le de la gana de las fotografías del líder nacional montando un caballo con el pecho descubierto, conduciendo un avión o disparando, pero parece que funciona. Y los especialistas en relaciones públicas que habían ideado todos estos montajes tienen sus sueldos bien justificados.
El resultado de esta campaña es que las mujeres rusas idealizan a Putin “lleno de fuerzas, que no bebe, que protege, que nunca falla”, como dice la popular canción propagandística.
De ello habla Natalia Zubarévich: “Putin suple la flojedad de los hombres rusos de la periferia, muy marginalizados”. Las mujeres sueñan con una vida feliz que ven en las pantallas de los televisores. La socióloga califica a Putin en este contexto como “la encarnación patriarcal del sueño irrealizado sobre un hombre”.
En cambio, uno de los rivales de Putin en la carrera presidencial, Vladimir Zhirinovski, líder del Partido Liberal Democrático, tiene una imagen opuesta a los ojos de las mujeres rusas. Olga Krishtanovskaya cree que a este político no le caen bien las mujeres, al menos en la política: “Ha sido muy injusto con ellas, las ha insultado diciendo que su lugar es la cocina y que solo buscan lo material”.
Esto se confirma de manera indirecta con el hecho de que en el Partido Liberal Democrático tradicionalmente haya menos mujeres, así como en la representación de este partido en la Duma del Estado (cámara baja del parlamento ruso). Los tres sondeos arriba mencionados y realizados por tres diferentes agencias sociológicas muestran que Zhirinovski, al igual que su partido, goza de más popularidad entre los hombres que entre las mujeres (de 3% a 6%).
En cuanto a otros candidatos a la presidencia de Rusia y otros partidos políticos, no se ha registrado diferencia en las preferencias en función del sexo de los votantes.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
