El 'caso Timoshenko' se mezcla con el fútbol

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El primer ministro de Ucrania, Mykola Azarov, llegó el pasado 21 de marzo a Varsovia para participar en la reunión del comité organizador del Campeonato Europeo de Fútbol de 2012.

El primer ministro de Ucrania, Mykola Azarov, llegó el pasado 21 de marzo a Varsovia para participar en la reunión del comité organizador del Campeonato Europeo de Fútbol de 2012.

Pero debido a los recientes movimientos de Kiev, la comunidad internacional vincula la Eurocopa 2012, que se celebrará en Ucrania y Polonia, con el proceso contra la exprimera ministra ucraniana Yulia Timoshenko.

Las propias autoridades ucranianas contribuyeron a que el escándalo en torno a la sentencia contra Timoshenko, suscitado hace medio año, no se apagara.

La comisión del Parlamento ucraniano que investiga el 'caso del gas', protagonizado por Yulia Timoshenko, presentó el pasado 16 de marzo las pruebas de la supuesta alta traición cometida por la líder opositora ucraniana al firmar contratos de gas con Rusia en 2009.

Así las cosas, la condena de siete años de cárcel por abuso de poder que cumple actualmente Timoshenko podría ser extendida hasta 10 o 15 años de prisión por alta traición. Y según los países europeos, esto ya sobrepasa los límites.

Es curioso que la “alta traición” que se incrimina a Timoshenko haya provocado una enorme indignación en Bruselas, Varsovia y Berlín, aunque no tiene nada que ver con la Unión Europea.

La comisión parlamentaria encargada de investigar las circunstancias en las que se había firmado el acuerdo entre la empresa estatal ucraniana Naftogaz y la rusa Gazprom sacó a la luz pública una antigua historia sobre el soborno por valor de 13.000 dólares entregado en los noventa al Ministerio de Defensa ruso por Timoshenko, que en aquella época era directora de Sistemas Unificados de Energía (UES), la extinta distribuidora de gas de Ucrania.

La Fiscalía General rusa desechó el caso en 2005, pero la comisión parlamentaria ucraniana cree que al firmar los acuerdos de gas en 2009 que fijaron el precio básico del hidrocarburo en 450 dólares por mil metros cúbicos, Timoshenko "dependía directamente de los rusos como resultado de la deuda contraída y por el caso abierto en la justicia rusa que la habría condenado" y traicionó los intereses nacionales a favor de Rusia, según señaló la jefa de la comisión, Inna Bogoslavskaya.

Mientras, Bogoslavskaya pasa por alto que entre 2005 y 2009, Timoshenko viajaba a Rusia en reiteradas ocasiones y luchaba con el “imperialismo ruso” tanto con palabras como con hechos, pero las autoridades rusas no emprendieron ningún intento de arrestarla.

Pero no solo a las autoridades ucranianas les falla la memoria. La perseverancia de Kiev para condenar casi a cadena perpetua a Timoshenko, que evidentemente no es impecable desde el punto de vista moral, tuvo resultados inesperados. La Unión Europea (UE) y EEUU olvidaron casi todos los antiguos pecados de la exprimera ministra ucraniana. Ahora es una mujer de reputación irreprochable para la comunidad occidental, como en la época de la “revolución naranja” de 2004 y 2005.

El director ejecutivo del Borussia Dortmund, Hans-Joachim Watzke, abordó la posibilidad de boicotear la Eurocopa 2012 en Ucrania. “Hace varios años, los alemanes aplaudían reportajes televisivos sobre la revolución naranja”, dijo Watzke en su entrevista al periódico Die Welt. “¿Y qué pasa ahora con nuestra cultura de protesta? La gente escucha tranquilamente las noticias sobre el proceso contra Timoshenko”, añadió.

La memoria selectiva de los telespectadores les hizo olvidar el período del gobierno de Víctor Yúschenko en Ucrania, durante el que se suscitaron numerosos escándalos entre él como presidente y la primera ministra Timoshenko mientras sus partidarios luchaban por los ingresos del tránsito del gas, etc.

Las imágenes más recientes, que representan a “los patriotas ucranianos represaliados por el actual presidente del país, Víctor Yanukóvich” han pasado al primer plano junto con la nostalgia por la “revolución naranja” y así Timoshenko ha recuperado su buena reputación.

Europa no cede protegiendo a las personas con buena prensa. El proceso de integración de Ucrania en la Unión Europea se ha frenado desde el arresto de Timoshenko. La UE no ha firmado ni el acuerdo de creación de una zona de libre comercio con Ucrania ni otros documentos sobre el estatuto de Ucrania como miembro asociado de la UE que esperaba obtener Yanukóvich durante su primer mandato presidencial.

Kiev trata de centrar la atención de la UE en los beneficios de la integración ucraniana para Europa, pero no ha conseguido nada. La única respuesta que da Occidente es que estará dispuesto a continuar el diálogo solo cuando Timoshenko salga en libertad.

Parece que Yanukóvich no entiende que aunque Europa sabe contar dinero, los derechos humanos y la democracia son de importancia mucho mayor, son venerados. Un intento de venderlos por euros o grivnas (la moneda ucraniana) significaría un sacrilegio, especialmente cuando un caso de infracción de derechos humanos, como es el proceso contra Timoshenko, sale a la luz pública a través de los medios de información.

El proceso alternativo, la integración euroasiática de Ucrania, tampoco avanza. Kiev solo ha firmado un acuerdo sobre la creación de la zona de libre comercio con ocho ex repúblicas soviéticas. Pero Yanukóvich no se apresura a adherirse a la Unión Aduanera de Bielorrusia, Kazajstán y Rusia.

Por eso Rusia se niega a reducir los precios de gas para Ucrania y una gran parte de la industria ucraniana resulta no rentable. De las dos posibles soluciones, la integración con Occidente o con  Oriente, Yanukóvich se quedó con la tercera: esperar.

Moscú no interviene en este proceso pero los medios de información ucranianos echan la culpa a Rusia en todos los ámbitos. El pasado 19 de marzo, en la antesala de su visita de trabajo a Moscú, el presidente ucraniano Víctor Yanukovich declaró sobre la posibilidad de recuperar el estatus del ruso como el segundo idioma oficial en Ucrania.

Según Timoshenko, es una declaración en el marco de la campaña electoral del Partido de las Regiones, encabezado por el presidente de Ucrania, que se prepara a los comicios parlamentarios que se celebrarán en otoño de 2012.

Inna Bogoslavskaya volvió a echar la culpa a Moscú. Mientras, Europa debe recordar que en la época de la “revolución naranja” los ucranianos sometían a duras críticas a Rusia, que se considera un imperio colonial.

Por eso sería mejor que Moscú se calle: así al menos puede pasar por inteligente si no puede aparecer como inocente.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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