Los cristianos están sufriendo en silencio un genocidio

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El asunto de las relaciones de la religión y de la sociedad está entre los más abordados en la actualidad por la prensa internacional, incluida por supuesto la rusa.

El asunto de las relaciones de la religión y de la sociedad está entre los más abordados en la actualidad por la prensa internacional, incluida por supuesto la rusa.

La prestigiosa revista Foreign Affairs ha escrito recientemente sobre las nuevas tendencias observadas en la vida social de Estados Unidos, donde los debates entre los católicos y los protestantes han dejado lugar a enfrentamientos de otro tipo: los de conservadores creyentes y los progresistas laicos. Incluso más que de nuevas tendencias habría que hablar del renacimiento de las antiguas, dado que desde mediados del siglo XIX en EEUU no se había detectado una “movilización religiosa en base a la pertenencia política” de tal envergadura.

Durante a la oración nacional antes del desayuno, el presidente estadounidense Barack Obama llama a que Jesucristo le ayude a poner en práctica su plan de reforma de la esfera de sanidad, anunciando algún tiempo después su apoyo a los matrimonios homosexuales. Esta segunda declaración provocó una oleada de críticas por parte de los republicanos, que le reprocharon con vehemencia su falta de principios cristianos.

Desde la portada de la revista Newsweek un joven fortachón con barba y corona de espinas se dirige a los lectores con la siguiente propuesta: “Olvídese de la Iglesia, siga a Cristo”.

Analistas veteranos llaman la atención sobre cómo ha cambiado la noción del mundo secular, el universo laico: “Hace tiempo con esta expresión se designaba la creencia en la necesidad de separar la religión de la política, mientras que actualmente se usa para tapar un vulgar ateísmo”, hacen constar con tristeza.

La prensa rusa sigue dedicando páginas al escándalo del grupo punk Pussy Riot que celebró una oración, improvisada y muy en su línea, en la Catedral de Cristo el Salvador en pleno centro de Moscú. Y en Internet está la cita del Papa Benedicto XVI sobre “la imposibilidad de una nueva evangelización, si no va acompañada por una profunda relación con Dios”.

Mientras tanto, en una mesa redonda titulada “¿Ha de respetar la Iglesia los derechos de los ateos?” éstos son representados por el comunista Dmitri Agranovski y por el liberal Andrei Piontkovski.

En el Reino Unido un bloguero cristiano está bajo investigación del Departamento de Normas de Publicidad por haber lanzado la campaña ‘Coalición por el matrimonio’ que defiende el enlace matrimonial como unión de un hombre y una mujer. Al mismo tiempo, el jefe de dicho departamento, de acuerdo con algunas fuentes, apoya los matrimonios entre personas del mismo sexo y figura entre los homosexuales más influyentes de la política británica, según la versión de Pink News.

En París se están organizando oraciones masivas por la salvación de los cristianos de Sudán. Y en Londres, por los de Eritrea.

Mientras tanto, lejos de bulliciosas discusiones, resoluciones parlamentarias y oraciones en masa, en un enorme espacio desde Indonesia hasta Túnez se está llevando a cabo un silencioso genocidio de los cristianos del Oriente. En nuestros días, 75 de cada 100 víctimas de intolerancia religiosa profesan la religión cristiana.

“La persecución de los cristianos en el mundo musulmán se está acercando por su intensidad a una epidemia”, señala el famoso historiador estadounidense especializado en Oriente Medio y en el Islam, Raymond Ibrahim. Los casos de persecución de cristianos, según sus evaluaciones, se están detectando en estos momentos incluso en aquellas regiones donde nunca había habido precedentes, por ejemplo, en Mali. La nueva oleada de fobia hacia los cristianos se caracteriza por un “odio hacia la simbología religiosa, violaciones de mujeres cristianas, conversión forzada al Islam y las demandas de que los cristianos se comporten con una ‘tolerancia bovina’, junto con asesinatos y actos de violencia”.

Es sometida también a ultraje la Iglesia Ortodoxa de Túnez, prosigue el investigador: allí los miembros de la comunidad cristiana viven en condiciones de incesante terror. Así, los salafitas cubrieron el crucifijo encima de la iglesia cristiana con bolsas de basura por no querer ver un símbolo cristiano en un país musulmán. Al obispo local le fue enviada una carta con la exigencia de convertirse al Islam o empezar a pagar un impuesto para los no cristianos. “Finalmente el embajador de Rusia se vio obligado a apelar al Ministerio de Asuntos Exteriores de Túnez solicitando proteger a los creyentes ortodoxos residentes en el territorio tunecino”.

Hoy en día la opinión de todos está centrada en los acontecimientos en Siria. El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, calificó de inaceptable el nivel de violencia registrado en este país. ¿Le parecería aceptable el nivel de violencia contra los cristianos demostrada en los países de Asia, África y Oriente Medio? ¿Será capaz algún político de someter este problema a la consideración del Consejo de Seguridad de la ONU? ¿Sonarán amenazas parecidas a las relativas a Libia, Irán o Siria, se anunciará la catástrofe humanitaria y se impondrán las sanciones?

Los salafitas, mientras tanto, no se limitan a ultrajar a los cristianos, la persecución de los musulmanes chiitas es igual casi en intensidad a la de los crímenes cometidos contra los cristianos.

Mesas redondas, declaraciones y resoluciones en las que se condene la violencia serán insuficientes para darle solución a dicho problema, habría que adoptar unas medidas más drásticas.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI 

 

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