Assange: Defensor de la libertad de expresión o potencial espía

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El presidente del Ecuador, Rafael Correa, afirmó el miércoles que su gobierno está dispuesto a dialogar con el Reino Unidos para conseguir que Julian Assange obtenga garantías de que no será extraditado a un tercer país.

El presidente del Ecuador, Rafael Correa, afirmó el miércoles que su gobierno está dispuesto a dialogar con el Reino Unidos para conseguir que  Julian Assange obtenga garantías de que no será extraditado a un tercer país.

Esta disposición al diálogo, es una señal de que la parte ecuatoriana analiza los pro y los contra que derivarán de la posible permanencia del fundador de Wikileaks en el país suramericano.

Seguramente, el deseo manifestado por Assange de continuar “su misión de libertad de expresión sin límites” en Ecuador, para él, “territorio de paz comprometido con la verdad y la justicia”, indujo a las autoridades ecuatorianas a reflexionar sobre el asunto.

“Continuar su misión de libertad de expresión sin límites” es un interrogante qué Ecuador y los demás países latinoamericanos deben responder, ya que el fundador de Wikileaks, por lo que representa, es un riesgo que se extendería en toda la región latinoamericana.

Al parecer, Julian Assange se encuentra entre la espada y la pared. Dice el escritor ruso, Danila Estulin en su obra “Desmontando Wikileaks”, al afirmar que Assange tuvo como fuentes de información a medios de comunicación, empresas y organizaciones que tenían vínculos con la CIA.

Asumamos que Assange no lo sabía, pero de algo sí podemos estar seguros, donde esté presente  la CIA las cosas no son nada limpias y la persona que de una manera u otra tenga una relación con dicha institución no podrá desvincularse jamás, como en el narcotráfico, el que milita sus filas, solo puede salir muerto.

Tras la publicación de información clasificada de EEUU, el fundador de Wikileaks contribuyó a que la opinión pública internacional se convenciera del cinismo de la política que este país aplica en varias partes del mundo, convirtiéndose para ella en un Robin Hood contemporáneo, en el defensor de la “libertad de expresión”.

Desde que estalló el escándalo en torno a EEUU en julio de 2010 a consecuencia de la publicación, ocurrieron hechos concretos que generan recelos y podrían ser elementos de esa caza de brujas que Assange ha denunciado.

La historia de Anna Ardin, ciudadana sueca de origen cubano, una de las mujeres que acusaron a Assange de violación y acoso sexual, que supuestamente es uno de los motivos por lo que quieren encarcelarlo, es uno de esos hechos.

Resulta que Ardin trabajó para la asociación disidente Las Damas de Blanco, como colaboradora de la revista Misceláneas Cubanas, en la que publicaba diatribas contra el gobierno caribeño y trabajó para la embajada de Suecia en Argentina.

Al parecer, las relaciones entre el fundador de Wikileaks y la ciudadana cubano-sueca no son un suceso ocasional. En este contexto, cabe también la probabilidad de que Ardin sedujera a Assange, con segundas intenciones, es decir tenderle una trampa para dejarlo en un callejón sin salida. Reclutarlo, o en caso contrario lograr su encarcelación en el país nórdico, para luego extraditarlo a EEUU y ser juzgado.

El silencio de la Unión Europea con respecto a la crisis diplomática entre el Reino Unido y el Ecuador, es otro de esos hechos que intrigan. ¡Qué curioso!

A estos se suma el mutismo de EEUU, cuyo Departamento de Estado rechazó hace unos días las acusaciones del fundador de Wikileaks argumentando que el caso de Assange no tiene nada que ver con su Gobierno y que es un asunto que incumbe al Reino Unido, Suecia y Ecuador. Algo difícil de creer.

EEUU sabe sacar provecho de cualquier situación por más adversa que parezca para este país. Y el caso de Assange, no será una excepción. Al disponer del retrato psicológico del presidente ecuatoriano, y de los demás presidentes latinoamericanos, la Casa Blanca puede estar más segura de cuál será la reacción de Rafael Correa con respecto al desarrollo de la situación en torno al fundador de Wikileaks.

Es evidente que Washington aprovechará dicha situación para obligar a Assange convertirse en uno de sus espías (si todavía no lo es) e infiltrarlo en la región latinoamericana, donde, sin que lo note el presidente ecuatoriano,  Assange ya está adquiriendo cierta confianza en el gobierno de la nación andina.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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